POR TANIA HIDALGO
El padre Rogelio Cruz denunció ayer que a Nagua no ha llegado ninguna ayuda de parte del gobierno, pese a que numerosas comunidades permanecen inundadas como consecuencia del paso por el país del huracán Jeanne. «Este pueblo quedó totalmente devastado y hasta este momento no ha habido una respuesta contundente de parte del Estado; esperamos que con la visita hoy (ayer) del presidente Leonel Fernández haya una respuesta», precisó.
Dijo que comunidades como la Boba, Las Gordas, Los Genjibres y Mata Bonilla aún permanecen inundadas.
Explicó que la vegetación resultó lesionada en más de un 90 por ciento, que todas las viviendas ubicadas a orillas de la playa fueron destruidas y que el tendido eléctrico fue afectado en un 80 por ciento.
«La agricultura también quedó muy afectada, especialmente las plantaciones de arroz, plátanos y el cacao, es decir que es una situación sumamente difícil», aseguró.
Dijo que esa comunidad tiene cuatro necesidades urgentes que son la agricultura, reparación de viviendas, reparación del tendido eléctrico y el suministro de alimentos, ropas, medicamentos y utensilios.
Sostuvo que en este primer mes es necesario crear un proyecto de asistencia con los mismos agricultores, es decir de carácter asistencial, pero luego permitirle a la gente, ya sea a través de créditos o de bonos que comiencen a trabajar la tierra o ayudarles a preparar 20 o 30 tareas para que puedan ir reponiéndose.
Refirió que en principio la gente estaba incrédula y pensaba que el fenómeno atmosférico no les afectaría, «pero al ver los resultados han asumido una actitud de reflexión y de recomenzar la vida otra vez».
«Sería interesante la puesta en ejecución de un plan de reconstrucción de la ciudad, sobre todo, para los campesinos porque esta es una provincia netamente de hombres y mujeres del campo», insistió.
A seguidas -añadió- todos los sectores deben unirse para hacer un plan de ayuda que llegue realmente a las personas que lo necesitan y que han sido afectadas.
«Que las cosas se hagan de la forma mas ordenada y sobre todo tomando en cuenta las necesidades de los mas pobres porque ocurre que a veces este tipo de fenómenos son aprovechados por algunos para guardar y retener cosas», adujo.
El sacerdote dijo desconocer con exactitud la cantidad de damnificados existente en la zona, ya que a diferencia de lo que sucede en la capital, la gente no se queda en los centros de refugios, sino que a medida que las aguas comienzan a bajar, la gente se va a sus respectivas viviendas.
Señaló que la ciudad prácticamente hay que reconstruirla, sobre todo en los campos.