Najib Neder: abogado de profesión,  militar de corazón

Najib Neder: abogado de profesión,  militar de corazón

POR CRISTINA MARRERO
Se levanta usualmente a las 5:00 a. m. para dar una caminata matutina en compañía de su esposa. Luego, vestido de manera impecable con su uniforme militar color kaki, conduce hasta el hotel Santo Domingo a cumplir sus funciones como director de Seguridad. En los días más tranquilos puede salir sin prisa a la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) o a la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), donde se desempeña como catedrático.

Así transcurre la vida de este hombre de ascendencia árabe, que sin ser “Superman”, se viste de militar, maestro, abogado o ejecutivo, según sea la “misión” asignada.

Su nombre no es desconocido en el área de la Hotelería. De hecho, Najib David Neder es sinónimo de “seguridad”, especialmente para quienes han leído su libro Seguridad Hotelera, edición que desde el 2001 –cuando salió a la venta–, se convirtió en el libro de consulta de muchos estudiantes universitarios.

Esta vez, el “Coronel Neder”, como se le conoce en el hotel, está sentado en su oficina en espera de la ya pautada entrevista. A un lado, una pared repleta de diplomas y reconocimientos; del otro, un monitor muestra lo que ocurre en varias áreas del hotel. Y sobre su escritorio, una foto en la que aparece en compañía de sus dos hijos varones, igualmente uniformados con traje militar (Marina de Guerra, Fuerza Aérea y Ejército Nacional).

No es de extrañar, considerando que la filosofía de vida de Najib es la “unidad familiar” ante todo.

“Me crié con mis abuelos, en una familia compuesta por catorce tíos, y yo como el único nieto criado en la casa. Aunque inicialmente vivíamos todos, con ellos sucedía que a medida que se iban casando, volvían a diario al hogar a comer, por lo que se cocinaban 20 libras de arroz, día por día. Lo hacíamos por rondas, porque no cabíamos en la mesa; primero los abuelos, luego los tíos, y finalmente los pequeños.”, expresó con añoranza.

Asegura que aquello tenía sus ventajas, porque al ser el benjamín, tenía la protección de todos. Lo malo era que sufría las consecuencias de la rabia de todo el mundo. Todos tenían derecho sobre él.

“Mi educación es el resultado de la influencia de todos. Pero, en general era bueno, porque éramos muy integrados. Para Nochebuena y Año Nuevo, recuerdo que poníamos en la mesa un cerdo, grande, entero, para todos”, explica.

Pero, de todo eso, la enseñanza más valiosa que recibió de su familia fue la honestidad y el trabajo, que es justamente lo que enseña ahora a sus hijos.

“Desde que cumplíamos los cinco años de edad nos ponían a trabajar a hijos y nietos, en la mueblería de la familia. Cada uno tenía una tarea. Después de salir de la escuela, y comer, yo tenía que hacer alcancías, tabla de planchas y coladores de café”, expresa.

“En casa había una especie de comunismo, ya que todos teníamos que trabajar para comer”, dice a manera de “chiste verdadero”.

Suena el teléfono y pide disculpas por interrumpir la entrevista. Era Oscar, el mayor de los hijos varones. Antes, vimos salir de la oficina a Sahiri, la mayor de los tres, en una visita de rutina.

“Mis hijos vienen y me llaman al trabajo siempre”, se justifica.

UNA CARRERA MILITAR CON ALTIBAJOS

Najib Neder vive para servir a la patria, a través de una profesión que escogió desde que era muy pequeño.

“Ser militar viene de una raíz muy profunda. Recuerdo que cuando estaba en la primaria el uniforme era amarillo y yo lo complementaba con un gorro militar y me lo ponía, y hasta el escudo dominicano. Además de la influencia de mi papá y mi abuelo, quienes también fueron militares”, asegura.

Tras mucho soñar de niño, lo llevó a la realidad cuando ingresó a la academia militar como cadete, y así transcurrieron 20 años y 7 meses, hasta que lo pensionaron a la edad de 39 años.

A todas luces se nota que ha sido tocada una fibra sensible del “Coronel Neder”. Su voz se quiebra un poco, y su mirada se ausenta, como quien se traslada al pasado, momentáneamente.

“Realizando el curso de Estado Mayor fui puesto en retiro sorpresivamente, porque no tenía la edad para ser pensionado, debido a asuntos políticos que en realidad no eran”, dice con algún rastro de tristeza y escogiendo cuidadosamente las palabras. Quizás siente que puede estar pisando terreno minado.

En ese sentido, ¿Qué siente una persona cuando le arrebatan su mayor pasión? “Frustración”, afirma con determinación.

“Aunque reconozco que lo superé rápidamente”, afirma.

Tras “colgar” el uniforme inicia una nueva vida, pues decide estudiar Derecho a siete días de ser pensionado, a una edad y en una época donde lo más común no era comenzar una carrera universitaria.

“Tomé la decisión una semana después de ser puesto en retiro. Recuerdo que salí con mi esposa a recorrer universidades, hasta que me encontré por casualidad con un compañero militar de promoción que también había sido pensionado en aquel entonces. Él era director de personal de la UTESA, y me dijo: ¡Ven, vamos a inscribirte de una vez!

“HACE FALTA UNA SEGURIDAD HOTELERA DIRIGIDA DESDE UN ORGANISMO NACIONAL”

Najib Neder estudió y se graduó Summa Cum Laude de Derecho.

¿Piensa que el haber sido puesto en retiro, le permitió a la larga diversificarse tanto profesionalmente?, le cuestionamos.

“Muchas veces hay que darle gracias a Dios, porque Él siempre decide lo que es mejor para uno. Pues, haber sido pensionado tan joven, me dio la oportunidad de emprender un nuevo camino, que hoy día ha sido sumamente beneficioso”, asegura.

Él se refiere no sólo a su profesión como abogado, que hoy día lo convierte en catedrático de dos importantes universidades privadas, sino también a su trabajo como director de Seguridad del Hotel Santo Domingo desde hace 17 años.

A raíz de esa experiencia que aún vive, en 2001 editó el libro Seguridad Hotelera.

“Me motivó principalmente no encontrar ninguna norma sobre seguridad. Quise profundizar y establecer principios básicos, porque me cabe el honor de hacer de un empleo una profesión. Digo esto porque hoy las empresas buscan jefes de seguridad con perfiles definidos. Es decir, anteriormente, ponían como encargados a “cualquier” persona: fuertes, medio brutos, con una macana. Así se entendía que era el indicado. Ya no sólo se están preseleccionando, sino que es incluso una materia dentro de los ‘pensum’ de las universidades (antes no era así)”, asegura.

En tanto, su aporte al Hotel Santo Domingo ha sido el presidir un sistema de seguridad basado fundamentalmente en el control de personal en todas las áreas, computarizado. Es el primer hotel en el país en implementarlo.

“Pero lo primordial es integrar al personal al departamento de seguridad. Que los empleados se sientan comprometidos con la seguridad”.

 Mostró como ejemplo un cheque de 4 millones 800 mil pesos, firmado y todo, que un empleado del hotel devolvió cuando lo encontró.

Ya con su reintegro como militar y una trayectoria profesional tan significativa, ¿siente Najib Neder que lo logró todo?

“No. Me falta mucho en esta vida. Hay objetivos que faltan por alcanzar en la seguridad hotelera. Pienso que hay que integrar una seguridad hotelera que sea dirigida desde un organismo nacional, y te voy a poner razones lógicas. Sucede que, los narcotraficantes, terroristas y estafadores de cuello blanco, se hospedan en los hoteles cinco estrellas”, expresa.

¿Qué más le falta?, No contesta con palabras, se limita a señalar su uniforme. En ese sentido, “El Coronel”, apenas está comenzando.

PERFIL

Najib David Neder Rodríguez es el segundo de cinco hermanos. Dos de padre y madre, y el resto de madre.

Es hijo de Luis Oscar Neder Ortiz (fallecido) y Francisca Henríquez Rodríguez.

Actualmente es coronel del Ejército Nacional, director de Seguridad del Hotel Santo Domingo, abogado y catedrático de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PCMM), donde imparte Seguridad Hotelera, y en la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), enseñando Derecho Penal y Derecho Penal Especial.

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