José Antonio Najri Cesaní es uno de los grandes valores humanos, empresarial y político que dispone el país, con la trayectoria transparente de incursionar en el vivaque político para aportar, no para medrar, conforme fue el estilo de los primeros en el presidente Juan Bosch, Ángel Miolán, Secundino Gil Morales (Don Cundo), José Rafael Molina Ureña, Juan Casanovas Garrido, Antonio Guzmán Fernández, Salvador Jorge Blanco, José Delio Guzmán, es decir, los legendarios robles del original PRD, ¡hay, extintos con la excepción de Najri!

El 8-8-2005 y el 17-2-13 escribí en HOY del valor moral y el trabajo político profundo, con sus recursos económicos, que desplegó José Antonio Najri, que le condujeron a ganar la senaduría del PRD en la capital, y cuántos compañeritos de las bases pululaban por su despacho de Safari Motors en la avenida JFK.

En declaraciones que recogió El Caribe del 24 de julio último, Najri Cesaní propuso una tesis muy generalizada contextualizada en que los dos principales dirigentes pendenciados del PRD deben hacer espacio, retirarse, para que con sangre nueva fluya la armonía perdida en el PRD y poder convertirse en opción de poder 2016 para detener el unipartidismo peligroso e infuncional del PLD que hastía tanto a la ciudadanía, como las reyertas pueriles del PRD.

José Antonio Najri Cesaní, sin máculas, con cero tasa de rechazo, armonizador, armador de proyectos políticos como ha resultado un winner empresarial, siempre he considerado es una válida y vigente opción del PRD para detener el monopartidismo oxidante del PLD y la anomia de su empaque gubernativo, donde no hay un preso por corrupción, cuando el narco ha crecido como nunca, en un gobierno inepto para dominar un fuego forestal, que no desarma al país para detener el crimen.