Nana Mouskouri llena de buenas canciones
y ternura el Teatro Nacional

Nana Mouskouri llena de buenas canciones<br/>y ternura el Teatro Nacional

Por REYES GUZMAN
Escuchar cantar a Nana Mouskouri es como sentir caricias con algodón y despejar la mente para olvidar que en el mundo existen problemas. Es el contacto con lo tierno y lo puro. Una hora y 50 minutos fue suficiente la noche del viernes para disfrutar canciones de diferentes orígenes y en varios idiomas.

El Despacho de la Primera Dama hizo la presentación en el Teatro Nacional  a beneficio  de los programas sociales, y la respuesta fue positiva con una sala totalmente llena.

A las 9:10 comenzó a proyectarse en pantalla gigante la historia artística de Nana, con imágenes de sus actuaciones en los principales escenarios, las diferentes épocas y sus discos más exitosos. Seis músicos le acompañaron para  entregar un repertorio sustentado especialmente en canciones latinoamericanas. Con razón dijo que ha aprendido mucho de las composiciones de los importantes maestros, a quienes le hace honor en las interpretaciones.

La señora Mouskouri no tiene prisa, es pausada, pero enérgica en los momentos que debe darle más fuerza a la voz para cantar “Siboney”, “Guantanamera” o “A mi manera”. Se pone más tierna para hacer una bella versión de “Yolanda”, de Pablo Milanés. Con uno y otro estilo gana prolongados aplausos.

“Cucurrucucú paloma”, “Malagueña”, “Amapola”, “La violetera” y “Bésame mucho”, forman parte del repertorio de Nana.

Sin hablar muy bien el español, se refirió a los niños de las calles, a los que le cantó en griego. También expresó agradecimiento a la Primera Dama, Margarita Cedeño de Fernández, por haberla invitado para el concierto “Por la globalización de la solidaridad  y la esperanza.

Antes de finalizar un grupo de infantes entraron al escenario para entregarle un ramo de flores. El aporte fue agradecido.  A las 10:30 hizo el primer intento de despedirse, pero tuvo que continuar cantando por diez minutos más. La despedida dejó en toda la sala el aplauso y los elogios.

CLAUDIA SIERRA

Como anfitriona estuvo Claudia Sierra, una cantante que domina su voz cada vez más para llegar al público y levantarlo de sus asientos. Con seis temas impresionó a los que pagaron RD$3.500.00 por boletas y a los invitados del Despacho de la Primera Dama.

“Color esperanza”, “Paraíso soñado”, “Derroche”, “América”, “Mi sueño” y una canción en inglés fueron suficientes para demostrar que es una artista de condiciones para ganar la proyección internacional.

Claudia estuvo en ocasiones  acompañada al piano por Rafelito Mirabal. Hizo uso de pistas para dos temas.

Cositas

 Dos muchachas y un joven se pasaron el concierto de Mouskouri bajando hasta el escenario para colocar flores. Un gesto de protocolo, pero de desventaja para el público que perdía la atención.

 Un  hombre, muy caballero, notó a Nana un poco sudada y le pasó un pañuelo. Ella tuvo que mandar a parar el grupo musical y comenzar de nuevo la canción. Lo positivo se convirtió en negativo.

 El Despacho de la Primera Dama invitó a un grupo de jóvenes al concierto. Lamentablemente algunos de ellos no supieron apreciar el estilo de Nana y menos el de Claudia Sierra. Por el comportamiento, hubiesen entendido mejor un reggaetón.

 Una dama pitó como un adolescente cuando la cantante se despidió. Sorprendió a los que tenía cerca, pues eso de pitar le restó elegancia. Así no, por favor.

 Un celular sonó, como si se tratara de un instrumento acompañante. No hay quien pueda.

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