NAOSHIMA la isla nipona entregada al arte

NAOSHIMA la isla nipona entregada al arte

Alejada del circuito tradicional de museos de las capitales asiáticas, Naoshima, en el mar interior de Japón y a unos 30 minutos en ferri del puerto de Takamatsu, es un lugar atípico por conjugar arquitectura, arte e impresionantes parajes naturales.

La isla alberga el museo Chichu, el Fukutake, el Benesse House y varias salas de exposiciones que la convierten, con probabilidad, en una de las localidades con más museos per cápita del mundo.

El Museo – Búnker y el hotel Benesse House. El Chichu, un museo-búnker (enterrado bajo tierra) del arquitecto nipón Tadao Ando, es una mole de hormigón y de líneas geométricas que alberga media decena de cuadros del padre del impresionismo, Claude Monet.

A su entrada se encuentra un estanque que emula los pintados por el francés y presenta la obra de Monet de una manera diferente: en una sala de teselas blancas, iluminada indirectamente por luz natural y en la que el visitante ha de descalzarse, tal y como ocurre en muchos lugares públicos de Japón.

El museo proyectado por Ando está camuflado bajo la tierra pero, a la vez, construido en torno a la luz natural. En sus espacios, creados por los artistas James Turrell y Walter de María, se contrapone el silencio y el eco, así como las sombras y luces.

El parque natural de Naoshima cuenta con varias casas de huéspedes para los visitantes, pero el alojamiento isleño por antonomasia es Benesse House, un establecimiento hotelero frente al mar cuya habitación más cara cuesta unos 71 000 yenes (alrededor de 530 euros) por noche.

Diseñado también por Ando, el complejo hotelero cuenta con un museo propio, aunque las obras de arte contemporáneo de Andy Warhol o Richard Long también se esparcen por el hotel y en los alrededores de las instalaciones.

Entre sus obras más reconocibles se encuentra la calabaza de fibra amarilla de la artista japonesa Yayoi Kusama, una pieza de gran tamaño colocada expresamente en un mirador estratégico para contemplar el horizonte repleto de islotes.

La calabaza de la célebre artista, que colaboró recientemente con la firma de lujo Louis Vuitton, se ha convertido en uno de los símbolos de Naoshima y en el punto en el que sus visitantes aprovechan para retratarse en “selfies”.

Piedra por lente de cristal. También tiene reminiscencias religiosas el santuario Go’o Shrine restaurado por el artista Hiroshi Sugimoto, que sustituyó las escaleras de piedra del templo por unas de lente de cristal que se hunden en la tierra. Este templo prebudista sigue siendo usado por la población local en sus celebraciones religiosas.

El proyecto puesto en marcha hace veinte años para impulsar el desarrollo de la zona se ha extendido a otras once islas, entre las que destaca Teshima, que se encuentra a media hora navegando desde Naoshima.

Teshima es una isla de unos 14 kilómetros cuadrados en la que habitan unas 900 personas. Allí, entre bancales de arroz, se encuentra el museo de Teshima, un proyecto del arquitecto Ryue Nishizawa abierto al público desde 2010.

El museo de Teshima no acoge obras de arte, sino que es una pieza en sí mismo: una inmensa construcción blanca nuclear de líneas curvas donde impera el silencio y que se integra en el paisaje montañoso de la isla.

A través de dos gigantescas ventanas elípticas se recoge el agua de la lluvia que, gracias a un mecanismo ideado por el artista Rei Naito, posteriormente brota del suelo y forma enormes charcos entre los que deambulan los visitantes.

A unos 50 minutos en ferri desde Naoshima, se encuentra la isla de Inujima, con menos de un centenar de habitantes y con una refinería de cobre abandonada desde principios del siglo XX que ha sido reconvertida en una galería de arte.

Además de Naoshima, Teshima e Inujima, otras nueve islas de la zona acogen proyectos artísticos durante la trienal de arte contemporáneo de Setouchi, cuya próxima edición se celebrará en marzo.

Este archipiélago se ubica al suroeste de Japón en el mar interior de Sento, el primer paraje natural en recibir la denominación de parque natural en el país asiático y que un siglo después se ha convertido en uno de los centros de arte contemporáneo más reconocidos de Japón.

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