Napoleón Núñez evoca su amistad y andanzas con Peña Gómez

Napoleón Núñez evoca su amistad  y andanzas con  Peña Gómez

Manuel Fernández Mármol. Fuente externa

La amistad que se inició entre Napoleón Núñez y José Francisco Peña Gómez trascendía la política. Polón percibió que la relación de hermandad entre ambos era sincera desde el día en que el dirigente lo tomó de una mano y lo llevó eufórico a cruzar el patio de La Voz Dominicana para presentarle a “Lala” (Idalia Guaba), “la madre de sus primeros hijos”.
“Para él aquello era como un triunfo”, recuerda Napoleón, quien visitaba frecuentemente a la pareja en la avenida San Martín.
En la emisora oficial formaron un núcleo antitrujillista junto a Plinio Vargas Matos y se reunían en el colmado “de doña Ondina y don Agustín” a conspirar mientras tomaban “Pluma de cisne” (anís con hielo).
Distribuían volantes que imprimían en la casa que Napoleón compartía con Enriquillo Gautreaux, estudiante de locución, y Fulgencio Robles, de Bonao, quien ayudaba en la preparación de esos afiches en los que se consignaba “C.T.”. El mensaje oculto era: Contra Trujillo.
“Éramos condiscípulos de un hermano del jefe del SIM, Clodoveo Ortiz, llamado Vinicio, y teníamos duda de que fuera un agente”. Napoleón y Peña decidieron asilarse en la embajada de México, que por mala suerte estaba militarizada.
Conversa del riesgo que representaba ser locutor en la estación del Gobierno. Estaba en cabina y en ocasiones hizo maestría de ceremonias.
“Los programas eran leídos, no se improvisaba nada. Había un observador radial, Francisco Núñez Vargas, si decíamos una ‘ ‘S’ de más o pronunciábamos mal una palabra, nos ponían una multa”.
Núñez también estudiaba agronomía por correspondencia en la Escuela Interamericana de Argentina.
Siempre Peña Gómez. José Francisco está presente en casi todas sus vivencias. Napoleón lo alentó a mantenerse en la política, a superar las diferencias con Bosch, a escribir. Exaltaba su carisma cuando sus oponentes pretendían opacarlo.
En sus relatos, siempre recita efusivo un verso de su entrañable amigo, que declamó uno u otro en circunstancias específicas.
Fue Peña quien le anunció el ajusticiamiento. “Tengo unos versos que escribí: Batido por mortífera metralla / cayó, por fin, el criminal tirano”.
– ¡No sigas! ¡Mataron a Trujillo!, reaccionó Napoleón. “¿Qué vamos a hacer?”.
-No pasar ni de juego por la emisora, estamos en una situación muy peligrosa. Para los fines, somos trujillistas, y quedémonos por ahí hasta tanto se produzcan acontecimientos que nos den pie a salir, razonaron.
Hace un reconocimiento a Sacha Volman. “No se puede cambiar la historia: él vino antes que la comisión del PRD para ver las condiciones en que se encontraba el país. Detrás de él vinieron los otros a organizar el partido”. Volman era un rumano que participó en diferentes procesos de la política dominicana, a partir de 1963.
Napoleón y Peña se incorporaron a un comité de destrujillización integrado por Jottin Cury y Bienvenido Mejía.“Ya no éramos trujillistas, de nuevo, pero Los Cocuyos de Bonao buscaban mi cabeza” considerándolo haber sido protegido de Petán.
No obstante, “logré que me vieran como demócrata. Peña fue el primero en visitar la comisión del PRD en El Conde 13, frente al parque Colón. Después Vargas y yo”.
Decidieron lanzarse a luchar contra los remanentes del trujillato, conscientes de que “ahí estaban funcionarios del régimen, la Policía, militares trujillistas y los Trujillo”.
Se organizó el primer mitin del PRD. “Hablaron Peña, Miolán, y yo me dediqué a los trabajos de “La caravana de la libertad”, que recorrió el país. Mi discurso era tibio, porque aún no tenía mucha experiencia y sí un poco de miedo, pero teníamos que ir rompiendo esa barrera, hacer comprender al pueblo que debía seguir la bandera del PRD”.
Llevó a las masas las palabras democracia, participación, bienestar, equilibro; convenció de que “había que romper con el status quo, el monopolio de las empresas estatales. Ya el 14 de Junio había difundido bastante este mensaje en la clandestinidad”.
Animado comenta que desde que los líderes del exilio vieron y escucharon a Peña Gómez exclamaron: “Este es un gran potencial, tiene talento, capacidad de oratoria, es una figura impactante”.
El próximo paso “fue la creación de un medio de difusión: Tribuna Democrática. Plinio Vargas, Peña y yo hacíamos los programas. Conseguimos un espacio en Radio Caribe y cuando Bosch vino, lo hacíamos con él, ya en campaña”.
Más tarde, lo grababan en la calle Polvorín número 7 “y Milagros Ortiz, Eugenio Mota Contín y yo llevábamos la cinta a la emisora”.
Núñez presentaba: “Pueblo dominicano, a continuación, escucharán al próximo Presidente de la República Dominicana, el compañero Juan Bosch”. El candidato “nunca improvisó, siempre escribía”.
En el agitado tránsito de la dictadura a la democracia, la emisora fue incendiada. Tribuna Democrática se suspendió.
Napoleón tuvo entonces la responsabilidad de atraer afiliados y entre estos le tocó “captar” a José Brea Peña, dueño de un almacén en Villa Consuelo. Le preguntó si podía aportar una cuota para el partido. “Póngame con 20 pesos”, pero además lo envió donde Manuel Fernández Mármol, propietario de una envasadora de aceitunas y alcaparras ubicada en la avenida San Martín, quien se comprometió “a pasarme 10 pesos mensuales, y como ellos, otros”.
Un contratiempo fue que el grabador se dañó y Ángel Miolán designó a Napoleón y a Thelma Frías para que consiguiera un donante, que resultó ser Rafael Esteva.
Equipados, pero sin medio de transmisión, pudieron volver al aire gracias “a que Brea Peña ya era dueño de Radio Cristal, en el Conde. Fuimos en comisión y nos cedió el espacio que después pasó a otra emisora suya, Radio Comercial, con la condición de que era un acuerdo de la emisora con el PRD, sin pagar…”.
Las conquistas de Núñez se mancharon con su sangre.Como miembro de la Juventud del Partido sostuvo fuertes enfrentamientos con los paleros, “el brazo organizado del trujillismo”.
En San Francisco de Macorís resultó herido en la cabeza y la frente, al igual que ocurrió en Santo Domingo cuando en compañía de César Roque y Andrés Arias pintaban propaganda perredeísta. “Nos agarraron, nos quitaron la pintura y nos golpearon”.
Peña Gómez seguirá siendo un referente en sus conversaciones. Lamenta que a más de 20 años de su muerte se violaran en el PRD sus fundamentos anti reeleccionistas, de lo que él mismo se siente culpable. Mantiene la admiración que le profesó en vida y recuerda una oportunidad en la que lo animó:
-Tú tienes luz, una luz que recibimos todos los que nos acercamos a ti, porque la das de una forma espontánea, sin interés, aferrado a tus principios. Dices que Hatuey es dichoso, quien tiene la dicha eres tú, con esa luz, como gran líder, como gran ser humano…”.

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