Narran últimos momentos

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La acusada lo abordó en el camino entre el domicilio de la abuela y la casa de sus primos, y le pidió que la acompañase para ayudarle porque iba a pintar en una finca del padre de Gabriel situada en lugar aislado a varios kilómetros.
El niño accedió ante la “confianza” que tenía al estar «íntimamente vinculada a su entorno familiar desde el inicio de la relación sentimental con su padre».
Y una vez en la finca, le causó la muerte, lo desnudó, lo enterró junto a una alberca en el exterior de la finca, que cubrió con tierra y piedras, y guardó las ropas, según la fiscal.
El 3 de marzo, la acusada propició el hallazgo de una camiseta del niño para despistar a las fuerzas de seguridad y el día 11 desenterró el cuerpo y lo metió en su automóvil para buscar un invernadero donde ocultarlo, hasta que fue detenida cuando intentaba acceder al garaje de su domicilio en Vícar (Almería), siempre según la versión del Ministerio Público. El abogado de los padres (acusación particular) consideró que la acusada es una “auténtica asesina”, que se comportó con “ensañamiento». “Mató haciendo sufrir al niño. Desconocemos si el móvil es sólo económico o es odio absoluto a la madre del niño o en el fondo es que simplemente le estorbaba en esa independencia” que buscaba, dijo el letrado Francisco Torres. Argumentó que lo dejó agonizar durante al menos 45 minutos antes de asfixiarlo y que se trata de una “sociópata auténtica».

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