LOS ANGELES. Un vehículo de la NASA en forma de platillo que alcanzó gran altitud en la atmósfera impulsado por un globo cayó el sábado en el Pacífico, la conclusión de una exitosa prueba de tecnología que podría servir para descensos en Marte.
Desde que las sondas espaciales gemelas Viking se posaron en el planeta rojo en 1976, la NASA ha utilizado el mismo sistema de paracaídas para reducir la velocidad de naves y exploradores rodantes una vez que han penetrado en la tenue atmósfera marciana.
Este vuelo experimental de 150 millones de dólares tuvo como propósito probar un vehículo novedoso y un paracaídas gigante diseñado para el descenso de vehículos espaciales más pesados, y a la larga de astronautas sobre Marte.
La NASA describió la misión como exitosa a pesar de los pequeños problemas que se presentaron, entre estos que el paracaídas gigante no se abriera completamente.
«Lo que acabamos de ver fue una prueba en verdad buena», dijo Dan Coatta, ingeniero de la NASA en el Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California.
Numerosas personas en todo el mundo pudieron observar en tiempo real porciones de la misión por internet gracias a cámaras colocadas en el vehículo que transmitían imágenes de baja resolución.
Después de que despegara a las 11:40 de la mañana de la Instalación de Misiles en el Pacífico, en la isla hawaiana de Kauai, el globo elevó el vehículo en forma de disco sobre el océano.
El vehículo encendió después su motor cohete y subió hasta casi 55 kilómetros (34 millas) de altura a velocidades supersónicas.
La atmósfera de la Tierra a esa gran altitud es similar a la tenue atmósfera de Marte. Cuando el vehículo se preparaba para regresar a la superficie terrestre, un tubo a su alrededor se expandió como si se tratara de un pez globo hawaiano para frenar considerablemente el desplazamiento de la nave en su descenso desde Mach 4, cuatro veces la velocidad del sonido.
Luego el paracaídas se abrió —aunque no totalmente— y condujo al vehículo hasta una caída sobre el océano casi tres horas después. El paracaídas, de 33,5 metros (110 pies) de diámetro, tiene el doble de tamaño que el que utilizó el explorador rodante Curiosity, de una tonelada de peso, en su descenso por la atmosfera marciana en 2011.
Coatta dijo que los ingenieros no consideraron un fracaso el problema que se presentó con el paracaídas, sino un elemento para un mayor aprendizaje y para aplicar los conocimientos adquiridos en futuras pruebas.
«En cierto sentido, fue una experiencia más valiosa para nosotros que si todo hubiera salido exactamente de acuerdo con lo planeado», agregó.
Se envió un barco para que recuperara la «caja negra» del vehículo, la cual fue diseñada para que se separara de la nave y flotara en el mar. Equipada con una baliza GPS, la caja contiene la información crucial del vuelo que los científicos están ansiosos de analizar.
«Ese es el verdadero cofre del tesoro con todos los detalles», declaró Coatta. «La presión, la temperatura, la fuerza. Un video de alta definición. Todas las mediciones que son cruciales para que nosotros entendamos exactamente lo ocurrido en la prueba».
Esta había sido postergada en seis ocasiones debido a los fuertes vientos, los cuales debían estar tranquilos para que el globo no se perdiera al ser arrastrado hacia zonas fuera de la misión.
Los ingenieros tienen previsto efectuar el año entrante otros vuelos similares para decidir si prueban el vehículo y el paracaídas en alguna futura misión a Marte.