Naufragio revive diferendo EU-Cuba

Naufragio revive diferendo EU-Cuba

LA HABANA (AFP) – Un trágico naufragio que dejó 31 emigrantes ilegales desaparecidos en el estrecho de Florida, recalentó este viernes el viejo diferendo migratorio entre Cuba y Estados Unidos, once años después de un acuerdo que trató infructuosamente de liquidar el drama de los balseros.

«Responsabilizamos al Gobierno de Estados Unidos con la muerte de 31 personas, que casi con seguridad han perecido todas, y llamamos una vez más a las autoridades estadounidenses a que pongan fin al contrabando de personas organizado y financiado desde ese país», dijo una nota del gobierno cubano.

Pocas horas después, la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana reaccionó en un comunicado devolviéndole las culpas a La Habana.

«La acusación del gobierno cubano de que Estados Unidos es el responsable de la presunta muerte en el mar de 31 personas es un intento cínico de evadir su propia responsabilidad», subrayó el breve comunicado en inglés.

Añadió que «quienes murieron en el naufragio huían de la política de represión y el empobrecimiento a que los ha llevado el Gobierno cubano».

La operación de tráfico ilegal humano tuvo lugar el pasado 16 de agosto, cuando dos «lancheros» provenientes de Miami, sur de Florida, recogieron a 32 personas en Cuba, con el propósito de introducirlas furtivamente en Estados Unidos.

A unas 20 millas náuticas, le embarcación de 10 plazas, se resintió ante el peso de 34, se paralizaron los motores y comenzó a hacer agua. Los patrones, que cobran entre seis y 10.000 dólares por persona en estos viajes, conminaron a sus pasajeros a lanzarse al mar.

La confusión que se formó, relataron tres sobrevivientes a las autoridades cubanas, provocó la acumulación de personas en una de las bordas y la embarcación hizo una «vuelta de campana», lanzando todos al mar.

Sólo tres personas, asidas al casco volteado de la lancha, lograron sobrevivir varios días, hasta que un mercante los rescató y los trajo a Cuba insolados y deshidratados.

Tras la llamada crisis de los balseros de 1994, cuando 36.000 cubanos partieron en precarias embarcaciones hacia Estados Unidos, ambos países suscribieron un acuerdo migratorio para lograr una corriente «legal, segura y ordenada».

Los acuerdos prevén la concesión de 20.000 visas anuales y la repatriación de los interceptados en el mar por la parte norteamericana, y por la cubana reinsertar socialmente a los devueltos y evitar con persuasión las salidas ilegales.

Aunque ya han emigrado de esa forma más de 200.000 personas, el drama no terminó. Según Washington, por los problemas económicos y la falta de libertades en la isla, que obligan a los cubanos a lanzarse desesperadamente al mar.

La Habana acusa a Washington de aplicar criterios de selectividad migratoria, mantener el estímulo que representa la Ley de Ajuste de 1966, que privilegia a los cubanos, así como de ser tolerante con el tráfico ilegal.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Washington reforzó la vigilancia de sus fronteras, y muchos emigrantes ilegales abandonaron las balsas por temor a ser interceptados y repatriados, a la vez que se incrementaron las operaciones de tráfico humano.

«Las autoridades cubanas han alertado de forma reiterada al Gobierno de Estados Unidos de América sobre el incremento del tráfico criminal de personas entre Cuba y Estados Unidos, fuertemente estimulado por su inescrupulosa y sucia política», dijo el comunicado del gobierno cubano.

Las acusaciones mutuas y el diálogo de sordos que llevó a suspender indefinidamente las conversaciones migratorias, se producen en un año particularmente activo en el estrecho de la Florida.

En el año fiscal 2004, 1.225 cubanos fueron repatriados por los guardacostas norteamericanos tras ser interceptados en alta mar. Desde enero hasta el martes pasado la cifra se elevó a 1.863 inmigrantes cubanos, la mayor cantidad

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