El ministro de Educación, Andrés Navarro, afirmó hoy que la nueva ciudadanía que se está generando al interior de las aulas merece y necesita una nueva institucionalidad, que cada día sea más participativa, transparente y eficiente en el uso de los recursos públicos, y que pueda dar soluciones oportunas a las necesidades de la población, agregándole valor a la vida de la gente.
“Transparencia, participación y eficiencia son, desde mi punto de vista, los tres pilares de esa nueva institucionalidad porque eso es lo que nos va a garantizar, nos va a permitir el desarrollo sostenible de un pequeño país, pero de una gran nación que se llama República Dominicana”, sostuvo.
Al pronunciar el discurso central en la clausura de la décimo-segunda versión del Modelo Internacional de las Naciones Unidas del Ministerio de Educación (MINUME 2018), Navarro invitó a los jóvenes estudiantes a asumir el compromiso de trabajar desde sus centros educativos, «desde sus familias, desde sus comunidades por una nueva ciudadanía, pero también por una nueva institucionalidad en nuestro país».
Consideró que el Ministerio de Educación debe ser cada día más abierto y vinculante con los estudiantes, las familias, las entidades que trabajan por el desarrollo de la educación y con el resto de las comunidades, “pues el objetivo de esta actividad es precisamente procurar inyectar la cultura de la institucionalidad en toda la sociedad, incluyendo al resto de las instituciones del Estado”.
El funcionario abogó por una institucionalidad del cambio que se abra a la participación y la corresponsabilidad de la gente, “porque el ejercicio de la función pública no puede ser un monopolio de un pequeño grupo de la sociedad”.
Dijo que solo con instituciones fuertes, los ciudadanos desarrollarán a plenitud las siete competencias del nuevo currículo dominicano y se constituirán en una generación corresponsable y en un referente positivo para las poblaciones futuras.
Navarro enfatizó que, durante los debates entre los más de 700 estudiantes de secundaria de la República Dominicana, y alrededor de 30 procedentes de México y España, pudo comprobar el rigor aplicado, la capacidad comunicativa, respeto por encima de las diferencias, y la altura con que dirimían los temas.