¡Navidad contaminada, con carnaval de mal gusto!

¡Navidad contaminada, con carnaval de mal gusto!

Herminio –me dice Píndaro- en esta navidad me han regalado un ambiente fulgurantemente “contaminado”. La ciudad y sus decoradores –políticos, ayuntamientos, partidos, negocios sin control, etc. – se han encargado de fuñirme lo bonito que pudimos haber tenido en esta navidad con una cantidad bárbara de afiches que saturan de mal gusto las paredes y postes de luz.

Amigo –le digo- déjate de vaina y trata de disfrutar y respirar el aire “puro y fresco” de estos tiempos ‘pascueros’ que nos trajo el calendario.

¡Qué va! Por más que trato, no puedo creer lo que mis ojos enfrentan cada mañana. Y, si cojo carretera me mareo de tanto disparate que está colgado cada varios metros… Dentro de muy poco, vamos a tener que llevar al oculista a nuestros hijos porque van a creer que sus ojos están afectados por una mortal incidencia multicolor –por saturación- que no les permitirá ya más fijar la vista en un objetivo limpio, en una naturaleza pura.

¡Eres extremista Píndaro! Sólo son unos cuantos afichitos que cuelgan de postes de luz, y unos mensajes pendejos, mal pintados, embadurnando paredes y hasta cruces o intersecciones viales.

¡No relajes! –me responde incómodo- y, pregunta: “¿Cómo se justifica que, mientras se presentan miles de bombillitas en un parque al que le dicen “El Zooberto”, se tengan unas calles asquerosas y con tanta basura en los barrios periféricos de esta capital? Entonces, es el mismo disparate de siempre: ¡Sucio por arriba, y sucio por abajo! Si miro pa’rriba… ¡saturación de fotos falseadas por el fotoshop y mensajes disparatados! Si miro pa’bajo… ¡basura hasta la tambora!

No seas pendejo, Píndaro, hazte de la vista gorda, como la mayoría de la gente, y tú verás qué bien te vas a sentir. Nada te va a molestar… Total, se gana por hechos cumplidos, o se gana por provocar el cansancio en la mediocridad y con mediocridad.

Anda el carajo amigo… Hemos llegado a una navidad contaminada… una navidad como en muchos años nunca había visto. Los gérmenes de la curiosidad en nuestros gérmenes… ¡están ausentes de curiosidad! Como seres vivos… estamos muertos, porque así lo va queriendo cada día el sistema en que nos tienen sumidos. Vivimos en una época sin aventura intelectual para entendernos unos a otros. Nos tienen “acoñados”, y, lo peor… ¡parece que nos gusta! Ya casi no nos interesa el conocimiento de la verdad porque nos gusta vivir en el campo de lo tradicional. No sabemos si somos, o si no somos… Nos tienen saturados… contaminados… pero las fiestas de navidad nos dan un respiro, aunque después no tengamos aire para respirar ni horizonte para ver más allá.

Píndaro, aprovecha la información que te están ofreciendo en los postes de luz y en las paredes, grábalas y codifícalas en tu cerebro, y trata de ser feliz para que otros resuelvan sus problemas económicos a través de su figureo continuo, y tú creas que vas a resolver tus problemas con falsas promesas aprovechando las navidades.

No me vengas con tu filosofía barata, mi amigo… Ya no tenemos decoraciones navideñas en las calles como antes. Ahora sólo hay pelea por espacios para fotos vacías y desteñidas, plagadas de sonrisas creadas… y, poco sinceras. En un domingo cualquiera de navidad, te despierta “una escandalosa caravana”, con bocinas y sirenas estridentes… listas para el despilfarro y la alabanza a la mentira. Te lo dejo ahí, para que pienses si es verdad que te conviene tanta belleza. ¿No te das cuenta que esta saturación de publicidad de gusto barato pero de costo muy alto, ha contaminado el ambiente en que vives y ha convertido las navidades en un carnaval de mal gusto?

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