Navidad: Dios se inserta en la
historia como muestra de amor

Navidad: Dios se inserta en la<br/>historia como muestra de amor

PABLO VICIOSO
El nacimiento de Jesús, es sin lugar a dudas el hecho más trascendental de la historia de la humanidad. De una manera hermosa y con mucho colorido nos relata el evangelista Lucas en el Cáp. 2 versos del 1 al 20, los detalles de este maravilloso evento, entre los que se destacan el anunció por un Ángel del Señor a unos sencillos pastores quienes se dedicaban en Israel al pastoreo de ganado, y constituían una clase baja y menospreciada. A seguidas, contemplan la aparición de un coro angelical, tal como lo señalan los versos 13 y 14: “Y repentinamente apareció con el Ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, decían: ¡Gloria a Dios en la alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”!

Lo lógico humanamente habría sido que el nacimiento del que había de ser “Rey de Israel” hubiese sido comunicado por los ángeles en el templo, a los sacerdotes, o en el palacio de Anás, sumo sacerdote y presidente del Sanedrín. Pero Dios tiene pensamientos muy superiores y a menudo del todo opuestos a los nuestros. Así es cuando de grandeza se trata. Él humilla al que se ensalza y ensalza al que se humilla (Lc. 14:11)

El tiempo en que festejamos la Navidad constituye la época más hermosa del año. Es un tiempo de viajes, de encuentros entre familias, de mensajes, de regalos, de celebraciones. Existe por lo demás un espíritu festivo que se transmite por todos partes, en el que se infunde alegría hacia toda las personas.

Asimismo, podemos afirmar que no todos celebramos la navidad por iguales motivos. Para muchos la fiesta de Navidad es la más entrañable por su fuerza evocadora de hermosos recuerdos familiares. Con todo, es para la mayoría una fiesta vacía. Ha perdido lo más importante: el recuerdo agradecido de Aquel que nació en un establo de Belén para nuestra salvación.

Los cristianos celebramos en Navidad – y como un tiempo litúrgico – el Nacimiento del Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo. Es decir, la principal intervención de Dios en nuestra historia. Celebramos que en “un niño envuelto en panales y recostado en un pesebre” Dios haya querido estar, encarnarse, como bien expresa el apóstol Pablo”Dios ha sido manifestado en carne, Visto de los Ángeles, Creído en el mundo, recibido arriba en gloria”.

En la navidad, celebramos el regalo de Dios al mundo, su hijo único quien se entrega a si mismo por nosotros, para que nosotros tengamos la oportunidad de tener una nueva vida en Cristo Jesús. El amor se manifiesta, se expresa dando. Dios dio a su hijo a la humanidad. De igual manera, en consecuencia nosotros debemos corresponder a ese amor. El apóstol Juan, el discípulo amado expresa “nosotros le amamos a El, porque El nos amó primero”.

En navidad y siempre debemos mantener, cultivar ese amor que Dios ha puesto en nuestro ser. No el concepto de “amor” que se propaga por los medios, el cual se relacionar con satisfacción de los deseos pasionales, carnales, sino el amor entrega, el amor ágape, amor sacrificial, amor que da sin esperar nada a cambio, un amor incondicional, un amor que ama a pesar de todo.

Entonces, la Navidad nos recuerda que la tarea de ser mejores hombres y mujeres no esta acabada; que no hemos terminado con la tarea de ser mejores cristianos; que no hemos completado la tarea de construir un mundo mejor, mas justo y más humano; que el evangelio esta por estrenarse y que cada día de nuestras vidas tiene sentido si con nuestros hechos y palabras, con nuestros comportamientos y actitudes, contribuimos para que Dios reine entre nosotros.

Entonces pongámonos en la misma dirección de Dios y caminemos juntos el camino que Dios recorre y nos enseña en Navidad: el camino de la humanización del hombre, del mundo y de su historia.

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