El Coro Nacional, dirigido por Elioenai Medina, inició el espectáculo con el himno “Adeste Fideles”, en una noche mágica donde el talento se impuso
Con una hermosa noche de arte, dio inicio “Navidad en Bellas Artes”. Una tarima colocada en sus jardines al pie de las escalinatas, tenía como telón de fondo el hermoso Palacio de Bellas Artes con sus hermosas columnas de capiteles dóricos, y las luces intermitentes colocadas en los diferentes árboles, daban ese toque mágico al ambiente festivo de este tiempo pascual.
El Coro Nacional, dirigido por Elioenai Medina, da inicio al espectáculo con el bellísimo himno “Adeste Fideles” –Venid Fieles- una invitación a acudir a Belén a adorar al Salvador nacido. Luego escuchamos el más universal de los villancicos “Noche de Paz”, de Joseph Mohr y Franz Gruber. La Navidad llega a nuestra tierra con su ritmo y alegría, el coro canta “Mi Navidad”, de Apolinar Bueno y Vinicio Disla, y otra “Navidad”, de Salvador Sturla.
Luego se escucha “ábranme las puertas que estoy en la calle”, primeros versos del más famoso de nuestros aguinaldos “A las arandelas”, de Julio Alberto Hernández. El público desde sus asientos sigue el ritmo de nuestro folklore navideño, la alegría se apodera de todos, el coro con sus acopladas voces daba ese toque mágico, y con ese espíritu llega el final –escuchamos- el himno “Al mundo Paz, nació Jesús” de George Frideric Händel, y mientras el coro canta y en sintonía total, los estudiantes de arte de Santo Domingo Este van colocando las piezas de un rompecabezas, hasta formar una especie de retablo alegórico a la natividad.
La escenografía cambia, el espectáculo continúa, la Escuela Nacional de Danza, presenta “El Supercolmado Chaikovski”, una versión criolla del famoso ballet “Cascanueces” de Ivanov, Petipa y Chaikovski, inspirado en el famoso cuento de E.T.A. Hoffmann “El Cascanueces y el rey de los ratones”.
La sala de fiesta del ballet original se convierte en el colmado del mágico Mandy donde junto a sus sobrinos, por igual celebran las actividades navideñas. Esta suite criolla cuyo guion y concepto coreográfico es de la autoría de Stephanie Bauger marca un hito en la historia de nuestra danza, al lograr acercar este clásico a nuestra cultura popular, el célebre muñeco se convierte en un salami y los ratones son un punto común entre ambos conceptos.
En la primera escena intervienen Mandy, interpretado por Armando González y los sobrinos –Jadeline Almonte y Jean Carlos Ramos, unificados por la coreografía de Stephanie Bauger. Llega al Supercolmado “Las niñas juguetonas”, iniciando un juego coreográfico de Laura Abreu. Un atractivo particular lo ofrecen los muñecos con sus singulares movimientos, concebidos por Iván Monreal, y elaborados por Gabriela Rodríguez y Johendi Genao.
“Las chivas” tan presentes en nuestra gastronomía, llegan al colmado en manada arrebatadora, conducidas por Manuela Féliz.
Cuando la fiesta concluye, se apagan las luces del colmado, pero el salami es un atractivo para los “Ratones” que llegan con avidez, Starling Díaz recrea un excelente movimiento, pero los ratones no cuentan con la llegada de Mandy, que los espanta y salva el salami.
Inicia el divertimento con un hermoso “pas de deux” interpretado por Laura de los Santos y Raymundo Rodríguez, coreografía de Armando González. Se suceden las danzas propias de nuestra cultura: Los Espantapajaros de Jarabacoa, El Mazapán, la Danza española, los Chinos de Arroz y el Mercado Keops, coreografías originales de Stephanie Bauger, Leydi Villalobos, Milagros Medina, Dayme Del Toro y Anubis Arias, respectivamente.
Un singular atractivo lo ofrece la original Danza Rusa, convertida en “Guloyas”. El famoso trepak ruso con sus saltos y giros, se transforma en una cadencia pegajosa de esta expresión popular propia de nuestro sincretismo, excelente trabajo coreográfico de Maritza Reyes y Alexandra Aybar.
El vals de las flores mantiene su perfume, despliegan sus pétalos en bellas formaciones creadas por Maikel Acosta, y una flor destaca, Sofía Almonte. Mandy se transforma y con su capa negra irrumpe, es la versión de Drosselmeyer. El Supercolmado Chaikovski mantendrá sus puertas abiertas, para que nuevos públicos acudan a él.
Con la presentación de este ballet no profesional, tuvimos la oportunidad de valorar el talento de tantos jóvenes, los futuros profesionales de la danza de nuestro país. Felicitaciones a la Escuela Nacional de Danza, a su directora Marinella Sallent, y a sus profesores.
Felicitaciones a la Dirección General de Bellas Artes, a su director Mario Lebrón, por haber hecho posible este espectáculo en el que confluyen diferentes géneros artísticos.