No importa si crees o no. La Navidad te contagiará con sus vibras y te hará volar… aunque sea a la tierra del nunca jamás. Estos días, llenos de luz, nos tocarán a todos de alguna manera, ¿Quién se resiste a la alegría cuando es lo único que se respira?
A pesar de los tapones, de la nostalgia y de las lágrimas en honor a los que ya no están, la Navidad es un tiempo hermoso en el que debemos ejercitar un “músculo” vital: el de dar.
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Comenzando por nuestro tiempo, que va menguando cada día más con tantos compromisos, la Navidad es la mejor época para repartir cariño, ilusión y, sobre todas las cosas, una parte de nuestra buena fortuna a los demás. Muchos están pasando hoy situaciones difíciles. Todos conocemos a alguien que necesita más que una mano amiga. Hagamos que alguna de esas personas pueda tener una buena Navidad: será un regalo inolvidable que alegrará nuestras almas.
La Navidad, además, debe ayudarnos a recordar que la vida es muy breve y se nos puede escapar en cualquier instante. Ya lo vimos con nuestro querido doctor José Silié, quien sin duda descansará en paz. En su honor luchemos por la felicidad, como nos pidió hacerlo, aunque estemos viviendo circunstancias desfavorables.