Navidades mal entendidas

Navidades mal entendidas

En el país hay muchas personas que  dicen ser cristianas, pero tienen un mal entendido con respecto a las Navidades, a tal punto que las convierten en una verdadera francachela.  Se intensifican las visitas a los centros de diversión, discotecas, bares y playas, donde sin control alguno  creen disfrutar, cuando en realidad lo que hacen es derrochar el dinero y, en la generalidad de los casos, perjudicar su salud. Esa es una concepción errada de lo que es la Navidad, que es la celebración  de la llegada del que vino a redimir a los hombres, a señalar el camino que nos indica que podremos algún día morar con él en su reino, y aquí el amor, el perdón, con un corazón puro y generoso ausente de pecados. Es el período de adviento, que no es más que la preparación para recibir y conmemorar la llegada del Redentor. La Navidad  es una de las fiestas más importantes del cristianismo – junto con la Pascua y Pentecostés -, que celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén. Cristo comenzó a merecer para nosotros desde el primer momento de su existencia humana hasta su muerte, resurrección y envío del Espíritu Santo en Pentecostés. Navidad nos inicia ya en la comprensión de la Pascua,  de nuestro paso de simples criaturas de Dios a partícipes de su vida divina. Cristo no vino al mundo a resolver problemas terrenales, ni a participar en política, ni a competir por cargos, ni a buscar ventajas o propósitos económicos, sino a ayudarnos a preparar en nosotros su definitiva llegada. Es por eso que vemos con pena tanta degradación moral, tantas injusticias, y tantas cosas negativas que se apartan de los verdaderos postulados del Señor. En esta Navidad, los dominicanos deberíamos reflexionar profundamente sobre los males espirituales que nos aquejan, sin dejar de lado, por supuesto, los económicos que nos aquejan, para en una conjunción de voluntades hacerles frente, fundamentándonos en el ideal cristiano. La situación en que nos encontramos nos afecta a todos, pero también a otros ciudadanos del mundo que claman por el mejoramiento de su dignidad como personas, con libertad, justicia social y otros derechos que les han sido arrebatados. Nuestro sincero deseo es que todos los dominicanos nos apartemos de la vida mundana del derroche, de las fiestas sin sentido, que lo único que hacen es pervertir los espíritus, con grave impacto negativo en la sociedad en que vivimos. 

Es necesario que la Navidad sirva para reconciliarnos con nosotros mismos, fortaleciendo el espíritu familiar, orando al Señor para que nos proteja, pues la familia que reza unida, permanece unida. 

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