Por Adán Rafael De Camps
La reelección de Donald J. Trump abre una ventana de oportunidades para República Dominicana, especialmente en el marco del nearshoring. Este fenómeno, impulsado por la pandemia y las tensiones comerciales con China, está llevando a las empresas a reestructurar sus cadenas de suministro, priorizando ubicaciones más confiables y cercanas a sus mercados principales. Con acceso directo a América del Norte República Dominicana tiene un potencial estratégico, exportó US$13,500 millones en 2023, siendo Estados Unidos su principal socio comercial, al concentrar el 55% de estas exportaciones (ProDominicana, 2023). Además, las zonas francas generan más de 192,000 empleos directos y representan el 65% de las exportaciones nacionales (Adozona, 2023). El puerto de Caucedo, uno de los más eficientes del Caribe, maneja hasta 1.25 millones de TEUs anualmente, lo que facilita el comercio internacional y fortalece la competitividad logística del país (DP World Caucedo, 2023). Desde 2020, el 42% de las empresas estadounidenses han considerado trasladar operaciones fuera de Asia (Departamento de Comercio de EE. UU., 2021).
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En este contexto, República Dominicana tiene el potencial de posicionarse como líder en manufactura avanzada, energías renovables (US$900 millones invertidos desde 2020, CNE) y tecnología (US$124 millones en los últimos tres años, Indotel), consolidando así una economía más verde. El Banco Mundial estima que cada aumento del 10% en la inversión extranjera directa puede impulsar el PIB de los países emergentes en un 1.5% anual. El país tiene la oportunidad de convertirse en el epicentro del nearshoring en el Caribe, fortaleciendo su relación comercial con Estados Unidos y acelerando su desarrollo económico.