El primer programa de Residencias de Post-Grado del país se inició con el de pediatría en el Hospital Infantil “Dr. Robert Reid Cabral”–HIRRC- en 1966, bajo la dirección de los Dres. Hugo R. Mendoza y José Rodríguez Rib, entre otros. Tiempo después, le siguió la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia con el Post-grado en gineco-obstetricia y posteriormente se continuaron estableciendo residencias en otras especialidades.
Estas residencias de post-grado fueron fundadas, organizadas y desarrolladas, sin el apoyo oficial correspondiente, por un grupo de destacados especialistas que arribaron al país después de decapitada la tiranía trujillista,
No fue hasta 1978, durante el Gobierno de Don Antonio Guzmán Fernández, que los post-grados en medicina se oficializaron por el Ministerio de Salud Pública. En esa ocasión se establecieron cuatro especialidades básicas: pediatría, gineco-obstetricia, medicina interna y cirugía.
Treinta y cinco años han transcurrido desde la oficialización de las cuatro especialidades mencionadas, y desde aquella fecha hasta el presente, son muchas y muy variadas las súper especialidades o post-grados que se han estado ofreciendo en el país en la formación de especialistas. Solamente, para mencionar algunos ejemplos, en el HIRRC, además de pediatría, se forman, pediatras infectólogos, cardiólogos, neumólogos, cirujanos, gastroenterólogos, hemato-oncólogos, nefrólogos y urólogos. Agregamos que son pocos los hospitales de tercer nivel que hay en el país y no todos ofrecen residencias de post-grado.
Estas residencias se han organizado con un horario de ocho horas corridas focalizadas en la atención a los pacientes y en actividades docentes. Destacamos, sin embargo, que desde sus inicios los médicos ayudantes y jefes de servicios o departamentos que trabajan en esos hospitales tienen contratación de cuatro horas corridas. La mayoría de ellos labora de ocho de la mañana al mediodía.
Esta brecha de horas de trabajo entre quienes enseñan y aprenden, hace que nuestras residencias no sean tan excelentes como deberían ser. Esto ocurre debido a la falta de supervisión, impartición de clases, conferencias, y otras actividades docentes que deben ser dirigidas por los médicos activos de estos hospitales.
La contratación de ocho horas de trabajo para los médicos activos de los hospitales docentes es una condición impostergable para mejorar la atención a los pacientes y la formación de los residentes que serán los futuros especialistas.
Señalamos estas necesidades con el conocimiento de que con el presupuesto aprobado para el año en curso no es posible lograr este objetivo, ya que se consigna nuevamente el 1.2% del PIB para la salud.
Hacemos la comparación entre salud y educación ya que ha sido consignado 4% del PIB para esta última, lo cual nos alegra y apoyamos, pero hay que recordar que el Ministerio de Educación tiene la responsabilidad de educar a los niños desde los cinco años de edad hasta los 15 o 16. Es decir, para la atención de unos once años de la vida, mientras que el área de la salud tiene que velar por las personas desde antes de nacer hasta después de su muerte.
Hacemos un llamado, pues, a los profesionales de la salud, a la sociedad civil y a todos los que desean tener un mejor sistema de salud a conformar un movimiento de demanda para aumentar, inicialmente, el presupuesto de esta área por lo menos al 3% del PIB para continuar incrementándolo de acuerdo a los resultados obtenidos.