Necesidad de preservar la confianza

Necesidad de preservar la confianza

POR FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La mejor fórmula para que un gobierno se apague, y pierda la confianza y su base de sustentación popular, es tener en su nómina algunos funcionarios sicorrígidos, que a cuenta de hacer cumplir la ley, la interpretan a su manera y a rajatabla, y al aplicarla, ocasionan serios revuelos y protestas que el pueblo se las va acumulando hasta que lleguen las próximas elecciones.

A lo anterior se le añade el celo personal y el encono entre funcionarios de alto nivel, que no les gusta verse opacados por otros colegas con más vara alta con el jefe del Estado; buscan por todos los medios producir acontecimientos sensacionales que les ayuden a elevarse en el rango  de aprecio presidencial, sin pensar en los perjuicios que provocan a la ciudadanía indefensa, que siempre es la que paga los antojos de más dinero para el fisco y más restricciones para desarrollar sus actividades comerciales, empresariales o profesionales.

La industria de la construcción estuvo a punto de colapsar con la medida de suspender la extracción de agregados del río Nizao por algunos días; esa medida le creó al gobierno un tremendo lío que se manifestó con la disminución de los ingresos fiscales, y al mismo tiempo, una parálisis que conllevó a la reducción de las ventas de ferreteros. Es lógico que se regule la extracción de material del lecho de ese río en el tramo aguas abajo del contraembalse de Las Barías, a sabiendas que ya las aguas del río, al menos que sea por una creciente, no volverán a correr en abundancia. Entonces es necesario que con personal capacitado como inspectores, se autorice una extracción siguiendo la dirección de la corriente, o sea longitudinalmente, sin hacer grandes hoyos que luego se convierten en pequeños lagos que se venden como criaderos de peces.

El destino en que se debate la maltrecha reforma fiscal ha servido para que muchos funcionarios lancen rayos y centellas contra los que se atreven a modificarla, y prometen lanzar a todos los demonios sobre el país si no se aprueba esa pieza legislativa, concebida para hacerle la vida más dulce al gobierno en sus gastos, pero aplastar a la ciudadanía que vive de sus sueldos o de sus ingresos buscados en las calles como emprendedores microempresarios, autogestionarios o busca vidas haciendo cualquier cosa.

Lo ocurrido con el sermón del día de Las Mercedes del obispo de La Vega, por haber reclamado que se termine la reconstrucción de la carretera de La Vega-Moca, solo faltó que surgieran turbas que pidieran su expulsión del país o su encarcelamiento, puso al desnudo la profunda y arraigada intolerancia de los peledeístas que sostienen su tesis de que los demás dominicanos debemos rendirles pleitesía, agradeciéndoles que se hayan dignado gobernarnos, ya que su sapiencia les queda grande al país, y en consecuencia, nos están haciendo un favor, por cuanto no se le debe criticar nada de lo que emprendan o dispongan desde sus poltronas oficiales.

La intolerancia peledeísta, carente de humildad, coloca de nuevo a ese partido en transitar el mismo sendero de 1998, cuando fueron arrasados en las elecciones de medio término, así como en las del 2002, de manera que ellos mismos trazan sus derrotas por esa apasionada forma de no aceptar que se les critique y que ellos son los genuinos representantes de la dominicanidad, y allá, protegidos en sus burbujas de cristal o del poder, no deben ser cuestionados por el resto de los dominicanos, que es un pueblo analfabeto, díscolo y políticamente ignorante.

Es bueno recomendarle a los peledeístas que como funcionarios tienen el mandato constitucional de gobernarnos, pero desafortunadamente se equivocan a cada rato y sostienen guerritas económicas y de poder entre ellos, que deben hacer un alto en su camino estimulando que surjan voces sensatas y serenas entre ellos para sosegar los ánimos y evitar males mayores. Entonces, como son tan apegados a los círculos de estudios, seminarios, reflexiones etc., se reúnan, y en un marco de sinceridad, se autoanalicen y se autocritiquen con la mejor praxis marxista de sus orígenes, para que se den cuenta que en mayo del 2006 sus candidatos legislativos y municipales sufrirían otra derrota de los demás partidos tradicionales del sistema y alguno de los emergentes. Todos están aposicionándose mejor en las simpatías de la gente, e incluso, un partido como el PRD, desacreditado por su funesta gestión pasada al frente del gobierno, podría lograr que muchos de sus candidatos logren el triunfo para castigar a un grupo de políticos intolerantes y que se consideran como los más puros de la bolita del mundo.

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