Necesitamos renovar el parque auto circulante

Necesitamos renovar el parque auto circulante

Cualquier iniciativa impulsada por parte de los organismos administrativos relacionados con el sector del motor que permita renovar el parque auto circulante tendrá como resultado múltiples beneficios y efectos colaterales de naturaleza positiva para toda la sociedad. Y es que si tenemos en cuenta que la edad de la gran mayoría de autos que circulan por nuestras carreteras supera los 20 años, es fácil darse cuenta que necesitamos con urgencia tomar cartas en el asunto con el fin de impulsar una reforma renovadora sobre el infausto paradigma de la ancianidad de nuestros autos. Una solución podría ser la prohibición a circular de los automóviles que no cumplan con el control mecánico obligatorio que certifique la idoneidad del auto a circular, una solución que pondría de relieve la importancia de cumplir con las leyes y obligaría a los conductores a respetarla y en línea de máxima a un rejuvenecimiento del parque automotriz.
En nuestro país, en 2016, nuestro parque vehicular sumaba 816,440 automóviles y 386,706 tipo Jeep, sumando un total de 1,203,146 vehículos, de los cuales la gran mayoría tiene más de 15 años de edad. Pues bien, la mejor manera de reducir la ancianidad de los autos y la contaminación del aire que respiramos es apostar por modelos recientes y ecológicos de última generación, que permitirían reducir exponencialmente el índice de emisiones contaminantes. Pero, aunque sigan circulando muchos conductores que no tienen sensibilidad medioambiental, existe un clamoroso consenso universal cuando se trata el tema de la seguridad en carretera. En esta cuestión, también se impone la necesidad de reducir la edad del parque automovilístico, puesto que el 50% de los accidentes que se registran en nuestro país, los actores son vehículos con más de una década de ancianidad.

Desde esta columna no vamos a descubrir la piedra filosofal que nos puede llevar a rejuvenecer el panorama nacional sobre ruedas, pero apostar por un sistema fijo de incentivos y rebajar la fiscalidad sobre la compra serían dos fórmulas indiscutiblemente efectivas.

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