Necesitamos una nueva bitácora

Necesitamos una nueva bitácora

Más allá de cualquier “Estrategia Nacional de Desarrollo 2010-2030”, con énfasis en lo macro-económico, el país necesita con urgencia diseñar una nueva bitácora que le permita retomar a tiempo los trillos éticos y morales, los principios humanistas que alguna vez le trazaron mentes preclaras. La radiografía sobre nuestros déficit en la materia, expuesta en una serie de trabajos por nuestra investigadora Minerva Isa, no aconseja otra cosa para salvarnos de una quiebra total.

Corrupción impune, comercialización de la política al unísono de una politización de las necesidades humanas, inclinación creciente por los bienes materiales sin reparar en las consecuencias, deterioro de la seguridad pública, inflación de los niveles de pobreza y pobreza de los servicios elementales a la par con el crecimiento económico son, entre otros, los rasgos definitorios del modus vivendi del país en diez años desde la arrancada del presente siglo.

Necesitamos una nueva bitácora que a la vez que reponga los valores perdidos, la ética pisoteada, haga del crecimiento humano y la equidad sus principales metas. Una bitácora que estimule y fortalezca la voluntad de combatir toda forma de  corrupción, pública y privada, y quebrar los vínculos de complicidad entre autoridad y delincuencia.

 

Costos iniciales del año escolar

El inicio del año escolar tiene un impacto fuerte en el presupuesto de cada familia. Cada año, colegios privados y comercio inflan tarifas y precios más allá de lo que aconseja una sana especulación. Cambios de textos y uniformes, y otras exigencias, resultan onerosas para los padres. No hay autoridad capaz de ponerle bridas a esta conducta, a pesar de que la educación debería ser una materia estratégica protegida por el Estado como parte de los precursores sociales del progreso económico.

Los padres de estudiantes en la enseñanza pública no escapan de esta especulación desmedida. Preparar el estudiante para el inicio del año escolar obliga a sacrificios económicos extras para la adquisición de uniformes, útiles y aquellos textos que no son suplidos por el Estado. La conducta especulativa es una tara difícil de manejar cuando se pretende,  como se ha proclamado,  fomentar  una sociedad del conocimiento como impulsora del progreso.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas