Nefastas lecciones perredeistas a los políticos

Nefastas lecciones perredeistas a los políticos

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Los políticos, que se amasan en el PRD, son los mejores exponentes de como no debe hacerse política, tanto cuando están en la oposición, o cuando logran trepar al gobierno, por una condescendencia de los votantes, que siempre son engañados por los dirigentes de ese partido de masas. En los últimos 26 años, cuando han llegado al poder, hemos vivido la amargura y la angustia de sus divisiones internas, de las amenazas de sus líderes de anunciar tierra arrasada por cualquier ñoñería, del auge del narcotráfico, de brutales acciones de corrupción, de acallar opositores y de una incapacidad exagerada de no saber gobernar y hundir al país en las más severas crisis económicas y morales.

Desde 1978, cuando abiertamente se opusieron al presidente Guzmán, que lo llevaron a la inmolación, dejando al descubierto los primeros pasos de su pasión por el endeudamiento, pasando luego por la administración del doctor Jorge Blanco que se enlodó con acciones dolosas, muchas estrechamente ligadas al narcotráfico y con un desperdicio de recursos que no produjo nada de impacto, tan solo aquel plan de vacunación masiva gracias a la presencia de un capacitado médico que se ocupó de tales menesteres, hasta llegar a la nefasta administración del PPH y de su dirigente principal, que ha sido señalado históricamente como el peor de los pasados años por la malversación de recursos, comprometiendo el futuro con préstamos, muchos de los cuales no se sabe donde ha ido a parar el dinero, y prohijar y proteger el narcotráfico, cuando ahora se comienzan a conocer detalles y ramificaciones de porque internacionalmente el país era considerado como un narco estado.

El fardo de errores, y de actos contra la Patria de los perredeistas, no se detiene cuando ellos no son gobierno. Ahora hemos visto de como los senadores, obedeciendo la línea bajaba por la dirección del partido, envalentonada después de la derrota de la facción del licenciado DeCamps en la Suprema Corte de Justicia, obligó al gobierno a emplearse a fondo en la concertación para evitar un desbarajuste político, ya de por si estremecedor. El gobierno cedió a las presiones de los senadores, que por su investidura debían ser los abanderados del civismo, dejando de lado sus apetencias personales o su apasionado y ciego perredeismo, culpable de tantas crisis que ha padecido el país desde aquellos tiempos que su líder buscaba el coronel que se casara con la gloria, y condujo al país al peor enfrentamiento fraticida del siglo XX.

Los senadores perredeistas, y la dirección del partido, creen haberle doblado el pulso al presidente Fernández, por éste haber cedido y aceptado que se repongan numerosos profesionales cancelados, y que se respete el reparto gracioso y raro de parcelas de una reforma agraria que ya no existe.

Los dirigentes y senadores no asimilan, y no saben aquilatar, de que en mayo del 2004 el pueblo le dio las espaldas a la reelección perredeista, la cual había llevado al país a un despeñadero por la pésima administración realizada. Ahora se confirma de que son terribles cuando agarran una cuota del poder para hacerle la vida imposible al gobernante de turno, ya sea con chantajes o con atizamiento de movilizaciones populares, que llevan el sello de intraquilizar y romper la débil estabilidad social que está amenazada por una violencia estimulada en los pasados cuatro años por la forma tan abierta de la malversación de los recursos públicos y sin el temor de que se castigarán tales desmanes.

Los senadores perredeistas están ofreciendo una lastimosa lección de politiquería; su ejemplo no debe ser imitado para utilizarlo como arma política por quienes todavía sueñan con ser políticos, ya que sus objetivos reales es crear un valladar para darle protección a sus dirigentes y que están señalados como devoradores de los recursos oficiales. Las presiones internacionales son fuertes y presentes, comenzando por las del FMI y de los Estados Unidos, para que el gobierno y la justicia se activen, despegando con acciones profilácticas, por las cuales demandan la población, cuando, el 16 de mayo, le dio un respaldo sólido al candidato peledeista, de forma que se lleve decencia y honestidad al manejo de los recursos públicos.

Hasta ahora, el gobierno, ha sido lento para emprender acciones profilácticas morales. Eso ha envalentonado al PRD y sus dirigentes, los cuales creen, que con retirarse del Congreso, perjudicarán al gobierno para obligarlo a mendigar el apoyo, al tiempo que reclaman prebendas de las más variadas naturaleza, que van desde exigir participación en las obras que se construirán en los pueblos hasta que se alimente con más recursos las ONG fantasmas de algunos de los legisladores.

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