Negar el cáncer no es el remedio

Negar el cáncer no es el remedio

En los resultados de diversas encuestas Gallup-Hoy, la inseguridad ciudadana ha figurado como uno de los más graves, y cuando no el peor, entre los problemas que atormentan a los dominicanos. Ahora un estudio CID-Gallup, en nada relacionado con aquellas encuestas, revela que en los últimos 30 días el 25% de los hogares dominicanos ha sido tocado por la delincuencia, encumbrándonos, en este contexto, en el sitial más alto en comparación con los países de Centroamérica, con Honduras pisándonos los talones con un 24%.

Como en otras ocasiones, las autoridades han pretendido restar méritos a esos sondeos, como si negar la existencia de la enfermedad fuera el remedio. El acontecer cotidiano en la República Dominicana está compuesto en gran medida por efectos de actos delictivos. No hay un ciudadano que no haya sido afectado, directa o indirectamente, por un acto delictivo violento. Desde homicidios hasta hechos de ratería componen el inventario de la preocupación cotidiana.

Más que distraer tiempo en contradecir o tratar de restar méritos a estos trabajos de campo, lo que corresponde es trabajar en la raíz del problema y diseñar estrategias para ir curando la enfermedad. Negar la contundencia de estos testimonios captados entre los ciudadanos no nos garantizará más seguridad y tranquilidad.

¿Quién vigila lo que  nos llega?

Las explosiones ocurridas en tres expendedoras de GLP, con balance de muertos, heridos y destrucción de propiedades, han dirigido la atención de las autoridades hacia los componentes de ese carburante. La Dirección General de Aduanas, que posee un modernísimo laboratorio, se ha comprometido a verificar si algo en la composición del gas ha tenido que ver con los estallidos. Es una iniciativa que valoramos por su importancia, y que queremos que abarque muchos otros productos que consumen y usan los dominicanos.

En este país no parece haber vigilancia sistemática sobre miles de sustancias y productos que ingresan a nuestro mercado. No se comprueba si contienen lo que dicen sus etiquetas o si tienen las propiedades que se les atribuyen. Los flamazos y explosiones no son los únicos causantes de daños.

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