Negociación digna

Negociación digna

PEDRO GIL ITURBIDES
Los gobiernos de las hermanas repúblicas de Perú, Colombia y Ecuador culipandean la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos de Norteamérica. A lo largo de año y medio, los comisionados de esos gobiernos se han reunido con representantes del Departamento estadounidense de Comercio. Y aún deseando que se suscriba este convenio, eluden un pacto

desigual. De modo que en el prolongado período de las negociaciones, han reclamado trato digno y equitativo.

La semana antespasada, colombianos y ecuatorianos rompieron la catorceava ronda de negociación. Impertérritos, los peruanos siguieron negociando, pero días después del retiro de los delegados colombianos y ecuatorianos, optaron por el abandono. Alfredo Ferrero, ministro de comercio exterior del Perú,

expresó que los comisionados estadounidenses mantienen posturas “inflexibles”. Pero no dudó en señalar el interés de los peruanos por negociar el tratado.

Tal vez ha sido el gobierno ecuatoriano el que mejor ha dicho lo que quieren los tres países. Después del retiro ha señalado que aspira a “negociar en términos de dignidad y del interés nacional”. Salvo algunas excepciones vistas por otros lados, este sentimiento es el propio de todo delegado de un país que procura un pacto, de cualquier naturaleza, en nombre de su Nación.

El Presidente estadounidense parece apreciar esta inclinación.

En efecto, George W. Bush escribió sobre el particular al mandatario de Ecuador, Alfredo Palacio. Le dijo que espera “encontrar tiempo para analizar los aspectos más importantes para el ser humano.” dentro de ese tratado. Y añadió que “está en nuestras manos una responsabilidad con nuestros pueblos,

su salud, su nutrición y la supervivencia de las especies”. De manera que el aceleramiento mostrado en otras partes, en el marco de las mismas negociaciones, no parece inspirarse, necesariamente, en las políticas del Presidente Bush.

De su lado, los costarricenses maromean con el tratado. Esta semana, como en días anteriores, siguen las manifestaciones en relación con este pacto. Y es que allí, los sindicatos, grupos de empresarios del campo y otros sectores, mantienen una oposición militante. Aunque debemos decirles que también hay

apoyo decidido de parte de sectores empresariales importantes, principalmente importadores y propietarios de empresas de zonas francas.

En Colombia, Ecuador y Perú todavía no se han levantado estas pasiones con el ardor de Costa Rica, cuyo gobierno firmó el pacto en 2004. Pero no han dejado de expresarse contrariedades ante la posibilidad de que se firme un acuerdo de embudo, con la boca ancha para un solo lado. Por eso las delegaciones ecuatorianas, colombianas y peruanas han puesto de manifiesto

que defienden a rajatabla a sus productores agropecuarios. A diferencia de lo ocurrido en otras partes.

Precisamente es la cuestión de la agropecuaria lo que ha prolongado por más de año y medio la serie de negociaciones. A los estadounidenses y a los tres países andinos los divide el tema de la protección a sus productores agropecuarios y a los derechos de autor. Pese a las diferencias, Bush no dudó en escribir al presidente Palacio, de Ecuador, ante un reclamo de éste.

Como dijimos, le señaló que espera  “encontrar tiempo para analizar los aspectos más importantes…” de los temas en que tienen opiniones disímiles.

A nuestro entender, estas son las posiciones correctas en unos negociadores, en ambos lados.

El presidente Toledo espera que la semana que viene las cuatro delegaciones puedan volver a juntarse. El gobierno ecuatoriano aspira a un receso más prolongado. De hecho, un comunicado que se publicó en Quito el jueves pasado señala que existe “la posibilidad de discutir la agenda ecuatoriana en una nueva ronda de negociaciones a finales de enero 2006”. Pero sea que se reúnan por nueva vez en diciembre de este año, o en enero del año venidero, estos países están dando valiosas lecciones. Por supuesto, podrían variar de posición, como nos ocurre siempre a los países pobres, ante la tozudez de los países grandes.

Lo importante de este tira y hala, sin embargo es la lección que se desprende de estas negociaciones, lección que, claro está, no todo el mundo aprende. Porque no todo el mundo tiene conciencia de la necesidad de negociar sosteniendo el sentido de la propia dignidad, y de la de su pueblo.

A veces, para mucha gente, y sobre todo, para integrantes de sectores de poder, es más importante inclinarse sin pudor ante las “realidades políticas”.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas