Negociaciones EEUU-Cuba: el «comportamiento» de diplomáticos en entredicho

Negociaciones EEUU-Cuba: el «comportamiento» de diplomáticos en entredicho

El presidente de Cuba, Raúl Castro, habla mientras el mandatario de EEUU, Barack Obama, escucha atentamente, en un momento del diálogo. Foto de archivo AFP

LA HABANA.  El campo de acción de los diplomáticos estadounidenses en Cuba, en particular sus interacciones con la sociedad civil, constituyen el punto más espinoso de las negociaciones entre Washington y La Habana de cara al restablecimiento de relaciones diplomáticas.

Antes de la última reunión entre los dos países a fines de mayo, un alto responsable cubano había anunciado que entre las principales cuestiones a regular figuraba «el régimen de movimiento de los diplomáticos» y su «comportamiento», en una clara alusión a las acciones de «promoción de la democracia» de diplomáticos estadounidenses, que tienen a enfadar a La Habana.

«Es bien conocida la actividad en que las misiones diplomáticas de EEUU se han involucrado en apoyo de activistas de derechos humanos y activistas por la democracia» en numerosos países, destaca Marc Hanson, del centro Washington Office for Latin America (WOLA).

En Cuba, «esos activistas tienden a estar trabajando o actuando en la oposición al gobierno cubano, y obviamente el gobierno cubano no es muy adepto a esa clase de apoyos», explica el experto.

Desde 1977, en virtud de un acuerdo entre los entonces presidentes Fidel Castro y Jimmy Carter, existen secciones de intereses que sirven como embajadas en los dos países, cuyas relaciones diplomáticas quedaron rotas en 1961. Sometida como su homóloga cubana a restricciones drásticas de desplazamiento de sus diplomáticos y sus suministros, la misión estadounidense no vacila sin embargo en ofrecer a los cubanos acceso a internet -algo estrictamente controlado en la isla- o capacitación en su propia representación o en sus residencias oficiales.

– «Las embajadas no son escuelas». En un reciente discurso, el presidente cubano Raúl Castro advirtió que la reapertura de una embajada estadounidense no podría llegar si no son corregidos ciertos «comportamientos».

«Le manifesté (…) al presidente (Barack Obama) concretamente, que lo que más me preocupa es que (los diplomáticos estadounidenses) continúen haciendo las cosas ilegales que hacen ahora», como la capacitación a «periodistas independientes, ya sea en la SINA (Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana) o en casas de diplomáticos» estadounidenses en Cuba.

«Esas cosas no se pueden hacer. Sencillamente, lo que planteamos es que todos tenemos que ajustarnos a los acuerdos sobre el comportamiento de los diplomáticos en todo el mundo, aprobado en la Convención de Viena de 1961», insistió.

El día en que la SINA se convierta en embajada, será en efecto muy delicado de justificar el mantenimiento de ese tipo de actividades por parte del Departamento de Estado. «Ninguna de las funciones recogidas en la Convención de Vienna (…) dice que las embajadas son centros pedagógicos», remarcó ante la prensa un alto diplomático cubano.

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