Baní. -La apertura de comercios o “drinks” para la venta de bebidas alcohólicas en el casco urbano de esta ciudad se ha convertido en un “dolor de cabeza” para las familias que residen en su entorno, igual que para escuelas, oficinas públicas y privadas e iglesias, debido al caos que generan en calles y aceras.
Durante los últimos cinco años se han instalado esos negocios en las principales calles que eran espacios tranquilos que hacían que los banilejos fueran conocidos como “bodegueros”.
En calles como la Duarte, y a escasos metros del parque central Marcos A. Cabral y de la catedral Nuestra Señora de Regla, operan varios de esos negocios prácticamente sin ningún control de las autoridades.
Igual sucede con la calle Duvergé, en la que hay instalados cinco de esos locales que perturban el normal desarrollo de las actividades de los habitantes de su entorno y de colegios, escuelas, oficinas e iglesias católicas y cristianas.
Otros negocios, de reciente apertura ocupan la calle Máximo Gómez, prolongación urbana de la carretera Sánchez que comunica con los pueblos del Sur, en la cual los vehículos ocupan a ambos lados dicha vía y los que allí asisten ocupan las aceras con mesas para consumir dichas bebidas.

La proliferación de esos centros ha obligado a la mayoría de las iglesias cristianas instaladas en esas inmediaciones a variar sus horarios de cultos para evitar que el ruido interrumpan sus actividades.

Hasta el momento se desconoce si el Ministerio Público, Interior y Policía, el ayuntamiento municipal, la Policía Nacional y el Ministerio de Medio Ambiente han emprendido acciones para establecer el orden en estos negocios.