Negro Veras me hizo recordar a Cornejo Chávez

Negro Veras me hizo recordar a Cornejo Chávez

Las reflexiones del amigo Dr. Ramón (Negro) Veras en su trabajo: “En procura de una unidad programática”, me hizo recordar a Héctor Cornejo Chávez, académico, escritor, y excelente orador peruano, quien en un escenario mundial, para identificar su pensamiento dijo: “¿Qué quienes somos? Somos los que luchamos por hacer simultáneos el pan y la esperanza. Somos los pobres de América”. Y en una reunión de la Organización Demócrata Cristiana, cuando se planteaba un posible acuerdo con otras corrientes expresó: “se hace difícil lograr una revolución químicamente pura”.

Habiendo sido un demócrata cristiano diferenciado de otras corrientes de pensamiento, entendía factible lograr acuerdos políticos con grupos, sectores y líderes, fueran de centro o de izquierda, e incluso con militares conscientes, fundamentados en acciones programáticas capaces propiciar transformaciones en las estructuras económicas, políticas y sociales, pero sobre todo morales. Decía: “debemos actuar con el corazón ardiente, pero con la mente fría”. Y partiendo del principio de que nadie puede dar lo que no tiene planteaba: “con aquellos cuyo proceder público y privado no son transparentes, hay que tener cuidado hacer acuerdos, porque no pueden propiciar los cambios que se requieren”.

Leyendo el trabajo de Negro Veras y recordando a Cornejo Chávez, se comprende lo difícil que se le hace a algunas agrupaciones y personas, participar en acuerdos, porque los propios partidos se han encargado de sepultar los postulados ideológicos y programáticos, dándole preeminencia al individualismo por encima de las ideas, lo que hace confuso saber cuáles principios y valores propician, cuáles estandartes levantan, qué transformaciones proponen.

Al margen de las condiciones personales o aspiraciones individuales y grupales, los discursos son parecidos. Pero además, al eliminar las barreras partidarias que permite a los dirigentes, ser hoy de uno y mañana de otro partido, mucho más difícil se hace diferenciarlos, puesto que los partidos y los acuerdos terminan pareciéndose a quienes los conforman.

Porque la concentración de partidos, agrupaciones, sectores y personalidades de distinta procedencia y objetivos, en un mismo acuerdo, forman una especie de amalgama en la que, aunque se destaca la figura principal y los demás candidatos, la heterogeneidad limita el accionar y el discurso, y confunde a mucha gente, tomando en cuenta el antes y después.

Para lograr un movimiento homogéneo, que responda a los requerimientos sociales, políticos y económicos que un segmento entiende necesarios, tendrían que colocar cedazos y ponerle cercas, de púas o de malla, para que se haga difícil pasar de un lado a otro sin puyarse.

Pero mientras las alianzas sean sobre la base de toma y daca o de conveniencias particulares, muchos dirigentes tradicionales seguirán bailando merengue hoy y mañana salsa o bachata. Y mientras otros que a quienes les daba repugnancia siquiera nombrar determinados personajes, pero al coincidir con ellos en posibles aspiraciones y objetivos, lo aprietan y bailan juntos, los acuerdos programáticos señalados por Negro Veras hoy, y Cornejo Chávez antes, probablemente tendrán que esperar, a menos que lo asuman fuerzas nuevas, para lo que se requiere de mucho trabajo, desprendimiento y perseverancia.

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