Nélida Piñón: «Yo soy una memoria…»

Nélida Piñón: «Yo soy una memoria…»

POR GRACIELA AZCÁRATE
La escritora brasileña Nélida Piñón recibió en el año 2005 el Premio Príncipe de Asturias en letras. Llegaron como finalistas y disputaron el premio a la autora los estadounidenses Paul Auster y Philip Roth, y el israelí Amos Oz. Otros escritores que han recibido el Premios Príncipe de Asturias de las Letras han sido Mario Vargas Llosa, Günter Grass, Camilo José Cela, Arturo Ulsar Pietri, Alvaro Mutis, Claudio Rodríguez, Carmen Martín Gaite, Miguel Delibes, Angel González, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Augusto Monterroso, Doris Lessing y Arthur Miller.

Que lo reciba una escritora latinoamericana, y además de lengua portuguesa reconforta y estimula.

Tomás Eloy Martínez, en su novela «El vuelo de la reina», galardonada con el premio Alfaguara de novela, dijo que era «una de las mujeres más inteligentes de Iberoamérica».

Su obra más conocida es la monumental «La república de los sueños premiada en 1984, con el Premio Pen Club y de la Asociación de Críticos de Arte de Brasil y «Dulce canción de Caetana» de 1987, Premio Ube a la mejor novela del año, ambas publicadas por Norma y reeditada, la primera, por Alfaguara. También, el Fondo de Cultura Económica publicó «El calor de las cosas y otros cuentos» en el 2000, y recientemente Norma editó un libro peculiar, «El pan de cada día» en 1999, donde reflexiona sobre los temas que han marcado su vida y su obra.

Nació en Río de Janeiro el 3 de mayo de 1937 en el seno de una familia de origen español el padre y brasileña la madre. Periodista y licenciada en filosofía se define a sí misma como una escritora de 24 horas diarias, cuya fascinación por la palabra se remonta a su temprana infancia y a sus ancestros gallegos y celtas.

Debutó como novelista en 1961 con «Guía» y, desde entonces, ha publicado más de una docena de títulos, que han sido traducidos a varios idiomas. Se ha desempeñado como jurado en importantes concursos literarios, entre ellos el Premio latinoamericano de Novela (Nicaragua) y el Premio Casa de las Américas (Cuba 1983).

En la Universidad de Miami dictó la cátedra de humanidades Henry King Stanford, con especialidad en literatura comparada, donde dio mucha importancia a la literatura hispanoamericana. Fue vicepresidenta del Sindicato de Escritores de Río de Janeiro y redactora responsable de la serie Cuadernos brasileños además de haber fungido como integrante del jurado de los premios Casa de las Américas en Cuba, en 1983, Neustadt en Alemania y en el latinoamericano de Novela, desarrollado en Nicaragua bajo el gobierno sandinista.

Ha sido catalogada como escritora de «una prosa compleja y extraña» y algunos especialistas la emparentan con el escritor João Guimaràes Rosa autor de Sertão y de las Favelas.

Nélida Piñón ha defendido su trabajo de escritora y su filosofía estética con aseveraciones como: «La gente dice que hay que dominar su aldea. No, la aldea es insuficiente. A mi juicio, hay que destronar el concepto de frontera y saber mucho. Hay que viajar todo el tiempo y sin límites como si uno tuviera alas».

Publicó «Fundador» en 1969 y «La casa de la pasión» en 1972 ambas son premiadas en 1973 con los galardones Walmap y Mario de Andrade y estos premios internacionalizan su obra. En 1973, Sala de armas publica un libro de cuentos y en 1974 publica otra novela, «Tebas de mi corazón», a la que le siguen La fuerza del destino en 1978. En 1995 fue distinguida con la quinta edición del Premio literario Latinoamericano y del Caribe «Juan Rulfo» dotado con 100 mil dólares.

El Jurado del XVII Premio Internacional Menéndez Pelayo del año 2003 le concedió por unanimidad el Premio por primera vez a un autor en lengua portuguesa y también por primera vez a una mujer en su calidad de escritora y profesora brasileña.

Consideró su labor como docente e investigadora y su destacado trabajo como académica, enseñando en la Cátedra de Creación Literaria de la Universidad Federal de Río de Janeiro y en universidades de Estados Unidos, Francia, España y Perú, donde se distinguió por su esfuerzo por acercar las comunidades literarias de habla hispana y portuguesa.

En una entrevista dijo que: «El pan de cada día» es un volumen de reflexiones sobre las angustias, inquietudes, aflicciones, aciertos y desaciertos de la civilización, bajo la visión de una mujer».

Cuando le dijeron cómo llevaba su vida personal y su trabajo de escritora dijo que no había divorcio entre su narrativa y la realidad: «Uno es un ser de la escritura todo el tiempo. No hay esquizofrenia entre el escritor y la persona. Uno es un conjunto de circunstancias que lo han llevado a pensar el mundo por la visión de la narrativa, de la historia, del recuento, del registro de la memoria. Yo soy una memoria y tengo conciencia de ello y por tanto lo que me toca es acumular hechos de la geografía personal».

Para ella la narrativa es una forma de reflexión y un sistema para establecer opciones todo el tiempo que le permiten aprender la realidad brasileña desde su visión cosmopolita del mundo.

«Yo soy hija de los griegos, de los romanos, de los europeos, de los celtas, de los ibéricos… yo soy una criatura que me imagino, se mueve dentro de una serie de capas geológicas».

Cuando le dicen que es considerada como la gran heredera de la tradición literaria brasileña, y la vanguardia, en la renovación del lenguaje contesta enfática: » No soy deliberadamente nada. Soy una autora que plantea encontrarse».

En cuanto al futuro de su narrativa afirmó que quiere ser cada vez más la artista que ambiciona. 

«Quiero ser sincera, conmoverme, ser capaz de reproducir lo que salga de lo profundo de mi ser, no quiero someterme a las presiones del mercado, no tengo miedo de no tener éxito. A mí me interesa que se vea que estoy siendo honesta, profundamente veraz, ése es mi camino».

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