En Cotuí, pequeño, apartado y olvidado pueblo en la década de los años 20, nacimos, con un año de diferencia entre cada uno, Héctor, Nemesio y Braulio, en el hogar de doña Ofelia y don Menso, un hogar en que se respiraba respeto a Dios, humildad, solidaridad con un nicho abierto a la caridad, consagración al trabajo y sentido de responsabilidad. Aurelio (Lelo) primo hermano, hijo de Aurora, hermana de mamá, llegó a nuestro hogar antes que nosotros, adoptado debido a la muerte de la madre durante el parto. Aurelio y Braulio partieron para siempre hace más de 20 años. Hoy lloramos la partida de Nemito (sobrenombre de Nemesio) como le llamábamos cariñosamente. Desde pequeños éramos hermanos inseparables, unidos por un fuerte lazo de solidaridad.
Nemito, de temperamento rebelde, era vertical en los principios y valores y siempre simpatizó con las causas nobles. Ideológicamente se ubicó en Las Izquierdas. Tenía inquietudes revolucionarias por la redención social de su país. Sus sentimientos, nacidos en un hogar esencialmente cristiano, lo estimulaban a luchar, pero fue un hombre de paz y no se avenía al criterio de que el fin justifica los medios. Rechazó los movimientos de reforma del Glasnot y la Perestroika de Gorbachoc en 1985, y entonces puso sus simpatías en el maoísmo. Fue consecuente con el movimiento revolucionario dentro del cual gozó siempre de confianza y respeto, y fue recibido por sus amigos camaradas en la Rusia Soviética. Siguió siendo comunista hasta su muerte. Decía Cuchito Álvarez que Nemito era de los pocos comunistas que quedaban en el mundo.
Durante la tiranía trujillista, Nemito manifestaba frecuentemente su antipatía al régimen de manera imprudente, poniendo a veces en riesgo su seguridad y su vida.
Nemito fue un admirador del periódico HOY, colaborador ocasional de esta sección. Tenía vocación literaria, que no llegó a desarrollar bien, y dejó manuscritos inconclusos sobre la historia y vivencias de su pueblo. Fue un amigo sincero, consecuente y desinteresado. Con un corazón generoso, estuvo siempre presto para ayudar a la gente del barrio y a todo el que se acercara a él aquejado de alguna necesidad. Fue un padre recto y responsable. Su inquietud por los acuciantes problemas sociales era el motor de su base ideológica. Atraía a los amigos a las tertulias así como a las reuniones y comidas de convivencia política. Era un buen anfitrión. Abogado Notario, ingresó a la facultad de Derecho de la Universidad de Santo Domingo, después de cursar la facultad de Filosofía que daba la calificación a falta del bachillerato. Nemito fue el que permaneció más tiempo al lado de los viejos, y por la deficiencia de la educación pública del Cotuí de entonces no pudo hacer el bachillerato. Él, como mi hermano Braulio y yo fuimos en muchos aspectos autodidactas. Nemesio sirvió al Banco Agrícola desde los primeros años de su creación, y dejó en esa institución una impecable hoja de servicio.
Con la partida de Nemito pierdo un irreparable vínculo afectivo, pero no derramo lágrimas sino perenne admiración y cariño a su memoria.
Mi afecto y especial estimación para Luz María, su compañera comprensiva y tolerante que compartió con él, con espíritu de entrega, sus virtudes y sus resabios. Mi paternal cariño a Andy y Alberto, dos hijos ejemplares que honran la memoria de su padre.
Nemito: con estas cuartillas he tratado de despedirte ya que no pude hacerlo personalmente en la hora suprema. He intentado hacerlo aproximadamente bien como tu acostumbrabas a decir cuando te preguntaban cómo estabas.
Hermano: me tranquiliza saber que estás en buenas manos, te dejo con Jesús, nuestro Hermano Mayor, el favorito de mamá.