Nerviosismo electoral

Nerviosismo electoral

A escasos cuatro meses de las elecciones, el nerviosismo en los dos principales partidos se arrecia con  los miedos, de uno, verse desplazado del poder  y el otro que no podría alcanzar su meta, por lo cual las andanadas de escarnios y promesas contamina el ambiente, dejando en el sentir de la gente un temor en crecimiento  por  los eventuales daños a la dinámica del desarrollo nacional.

Ningún período electoral anterior había alcanzado el nivel de nerviosismo de los protagonistas, desde los candidatos y sus cuadros de estrategia y organización, hasta los mismos electores de temer a los cambios o a una continuidad mal vista.

El año pasado había una decisión muy definida en el electorado de sacudirse del gobierno peledeísta, por el accionar de sus integrantes, cuya voracidad y afán de exhibir la misma al estar desviando recursos para sus fortunas, provocó el renacer del candidato perredeísta, conocido por sus desaciertos del 2000 al 2004. Pero tal político resultaba más atractivo que la oferta del litoral del PLD, además se le agregaba el repudio generalizado de la población a la prepotencia del gobierno.

Todas las encuestas del pasado año apuntaban hacia una holgada victoria del PRD, pero desde los meses finales del 2011 se ha ido desarrollando  un cambio para reducir los márgenes de aceptación del PRD y elevar el PLD en las simpatías populares. Este amenaza lo que era la previsible y cómoda victoria blanca, pese a sus líos internos, fruto de orgullos heridos y la no aceptación de no querer reconocer las preferencias que tiene el candidato presidencial del PRD.

 El caudal de recursos derramándose en la población, para apuntalar al candidato peledeísta se deja sentir cuando las simpatías hacia ese frío, capacitado y poco carismático político, ha ido elevándose con la inyección de una candidatura vicepresidencial fresca y  decidida a trillar su propio camino político, adosada a un proyecto de asegurar la continuidad del partido en el poder, desde el cual sus más connotados dirigentes disfrutan de envidiables posiciones económicas, muy distintas a las que tenían a finales del siglo XX.

Pese a ese repunte peledeísta, todavía sus estrategas tienen un nerviosismo muy acentuado, evidenciándose en sus ataques a los contrarios a través de sus bocinas más reconocidas en contra de quienes desafían sus propósitos de permanencia. Ya sea de forma directa o indirecta, hacen uso de sus recursos para amedrentar a quienes consideran que podrían afectarle sus objetivos desde el poder.

El PRD ha forjado sus aspiraciones, de retornar al poder en torno al carisma de su candidato, el cual provoca ese entusiasmo en base a su espontaneidad en el uso de la palabra, aun cuando carezca de profundidad en sus pronunciamientos con sus planes de gobierno.

Al dominicano le gusta el candidato del PRD, que recibe las críticas  más severas  por su entorno de colaboradores,  en donde aparece  rodeado de quienes lo hicieron  fracasar por los desmanes y abusos cometidos por muchos de ellos, como se evidencia ahora en la campaña por  la forma tan agresiva que tratan a los comunicadores sociales. Muchos de esos colaboradores, con su elevada  cuota de rechazo en la población, por sus actuaciones del pasado, son los voceros más beligerantes,  llevando un protagonismo perjudicial, con lo cual favorecen sin querer  el repunte del PLD.

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