Netflix organizó este martes su propio torneo de golf en Las Vegas (EE.UU.), como excusa para promocionar sus contenidos y aprovechando la presencia de la Fórmula Uno en la ciudad del juego para mezclar a sus pilotos con golfistas de la PGA en un evento con el que el gigante del ‘streaming’ emitió por primera vez un espectáculo deportivo en directo.
La ‘Netflix Cup’ la ganó la pareja formada por Carlos Sainz y Justin Thomas, que doblegaron en la final a Pierre Gasly y Tony Finau. Jugaron con formato ‘scramble’ utilizando la bola mejor golpeada por la pareja.
La final se disputó a un único hoyo y se la llevó quien acercó más la bola desde el ‘tee’ a la bandera, con los dos profesionales marcando diferencias. Así, un golpe magnífico de Thomas arregló la bola al agua de Sainz.
Puede leer: Un barrio dominicano, la Zona Colonial y Punta Cana en película de Netflix “El asesino”
Ambos levantaron el trofeo -que posteriormente se rompió en un descuido de Sainz- y descorcharon el champán antes de ponerse las ‘chaquetas a cuadros’ de ganadores.
‘Me gustaría más abrir el champán el sábado por la noche, pero podemos hacerlo hoy también’, comentó el piloto español muy sonriente en relación al Gran Premio de Las Vegas de Fórmula Uno, que se celebrará este fin de semana.
Fusión de golf y Fórmula Uno
Netflix puso en escena en el Wynn Golf Club, el único campo del Strip de Las Vegas, una mezcla de ambos deportes compitiendo bajo normas del golf pero añadiéndole incentivos a los amantes de la Fórmula Uno.
Así, el ‘tee’ del uno mezcló visualmente detalles de ambos deportes- tenía semáforos y de él nacía un camino para desplazarse con los cochecitos hasta el ‘green’, que estaba marcado por los famosos ‘pianos’ de los circuitos.
El hoyo uno daba un punto y definía además el ganador en caso de empate al final del partido. Debían hacerlo, literalmente, a la carrera, tras la luz verde, y por supuesto con Sainz y Norris al volante.
Y es que el evento fue precisamente eso- una promoción constante de las novedades para esta temporada de Netflix, destacando la serie documental de golf ‘Full Swing’ así como la de Fórmula Uno ‘Drive to Survive’.
Aunque Netflix ya probó este año con sus primeros contenidos en directo (un monólogo de Chris Rock y una emisión especial de ‘Love is Blind’), nunca antes habían ofrecido en vivo un espectáculo deportivo ni en un escenario tan complejo como un campo de golf.
Esta ‘Neflix Cup’ marca un antes y un después para la plataforma, aunque hubo aspectos negativos a mejorar, como los problemas de sonido constantes en la transmisión o que la noche se les echara encima tras alargarse el segundo partido que ganaron Finau y Gasly.
Terminaron jugando a oscuras en algunos tramos ante la larga espera de Sainz y Thomas previa a la final.
Entretenimiento entre la promoción
Fue un show de dos horas y media en directo, en el que, aparte de las ‘promos’, el recorrido por el Wynn Golf Club guardaba sorpresas que recordaban a títulos muy famosos de Netflix como ‘El juego del calamar’.
En el quinto hoyo, la salida desde el ‘tee’ debían hacerla sin que fueran observados por la famosa muñeca de la serie. Alternaron más retos, como el ‘drive challenge’ en el tercero, que consistía en alcanzar la máxima distancia posible desde la salida (lo ganó Thomas).
Todo fue ‘microfoneado’ para no perder detalle de los consejos que los golfistas profesionales daban a los pilotos a la hora de elegir el mejor palo para golpear.
Se buscó mostrar todos los ángulos, con drones siguiendo el juego, además de contar con cámaras personalizadas dentro de los carritos.
Del mismo modo, el evento contó con presencia de artistas y famosos, como el jugador de baloncesto Blake Griffin, el DJ Steve Aoki o el actor Mark Wahlberg.
‘Soy aficionado al golf y mi hija me está aficionando ahora a la Fórmula Uno’, comentó el intérprete.
Patrick Mahomes también conectó en directo desde casa, entrevistaron al jefe de McLaren, Zak Brown, y contaron asimismo con Collin Morikawa. Fue una transmisión ‘distinta’, al más puro ‘estilo Las Vegas’, en la que los inalámbricos llevaban el micrófono en una mano y un puro en la otra.