A raíz del accidente la noche del día doce del mes que discurre, en el cual un microbús de los denominados por el vulgo voladoras se precipitó en las aguas del Mar Caribe, ocasionándole la muerte a once personas, compuestas la mayoría por jóvenes, una de las cuales estaba embarazada. El rumor público que circuló entre varias versiones sobre la causa del mismo, que el conductor sufrió un infarto o talvez tuvo un ataque de epilepsia, motivo por el cual su cuerpo ha sido exhumado para practicarle la autopsia y determinar la verdadera causa del mismo, quedando demostrado al efectuarse dicha autopsia que fue un infarto al miocardio.
Lo que sí quedó de manera diáfana comprobado fue el mal estado de las gomas del minibús, cuando su chasis fue izado por una grúa. Las mismas estaban tan lisas que parecían vejigas de cumpleaños. En una superficie tan resbaladiza como lo constituye la capa de rodadura de la autopista Las Américas cuando está mojada, no dudamos, que dada la cercanía del mar – las olas a veces muy violentas – hayan impregnado el pavimento y el vehículo se deslizara y rodara por el acantilado hasta el fondo del mar, con la secuela de muertes y heridos.
En la República Dominicana se importan grandes cantidades de neumáticos usados, que debido al elevado costo de los nuevos, los conductores de vehículos del transporte público privado se ven conminados a comprar las gomas descartadas en países del primer mundo. Además, los vendedores de estos rechazos se las ingenian para volver a profundizarle los diseños originales, con la finalidad de engañar a incautos y darle una apariencia de menor uso al cual fue sometido en su país de origen. En tal virtud, hacemos un llamado a la señora Altagracia Paulino, directora ejecutiva del Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (Pro-Consumidor), para que tome los correctivos necesarios y confisque estos aparatos, por permitir que con los mismos se ejecute una práctica engañosa penada por la ley. Lo ideal sería la prohibición total de la importación de gomas usadas, aunque debemos señalar a su favor, que cuando son neumáticos de invierno, hasta con clavos, los mismos son de excelente calidad y poco uso.
Los países europeos son más estrictos, y nosotros, en nuestro tiempo de estudiante, fuimos víctimas de un vehículo de la policía alemana, que no obstante nosotros estar rodando, tomó una foto en la cual se notaba que uno de los neumáticos estaba un poco liso. Me detuvieron y me obligaron a dejar inmovilizado mi pequeño auto y en el mismo radiopatrulla me llevaron a comprar uno nuevo y de paso me confiscaron el liso. Si eso sucediese en nuestro país, de seguro más del 60% de los vehículos públicos y un 20% de los privados serían obligados a cambiar los neumáticos usados o de lo contrario se les impediría circular por las calles, avenidas y autopistas nacionales.
Lo lamentable de este caso es que de seguro los familiares de los fallecidos y los heridos no podrán cobrar un céntimo por las pérdidas irreparables de sus parientes y los lesionados. De seguro, algunos perderán sus puestos de trabajo o tendrán que aceptar una disminución de sus empleadores. ¿Por qué? Porque estos sindicatos están dirigidos y los vehículos son conducidos por los mal llamados padres de familia poderosa institución que cual James Bond, tiene licencia para matar.