Un neumático no solo tiene una vida útil por desgaste, sino también tiene un tiempo determinado de vida que por seguridad se debería respetar.
Normalmente los neumáticos solo se cambian cuando tienen un desgaste visual acentuado o se han deformado, pero hay algo normalmente ignorado.
Todos los neumáticos tienen su fecha de fabricación impresa en un código internacional que inicia con las siglas DOT que determina en qué semana y qué año han sido fabricados. Los últimos 4 números representan la semana y el año de fabricación, es decir si los 4 últimos números son 3015, el neumático se fabricó la semana número 30 del año 2015.
Este dato es importante, ya que el caucho con que se fabrica el neumático, además de degradarse con el uso, se degrada con el paso del tiempo, perdiendo sus capacidades de flexibilidad y adherencia.
Además, el paso del tiempo y el ambiente al que están expuestos, afectan sus propiedades, ya que la goma se reseca y endurece.

En general se recomienda que aunque no se utilicen los neumáticos, deberían de cambiarse cada 6 u 8 años como máximo.
Sabiendo este dato, debe ponerse atención a la fecha de fabricación, sobre todo al momento de comprar neumáticos usados.

Al ser menos flexible, el neumático se deforma menos al enfrentar imperfecciones de la carretera, transmitiendo ruidos que nuevo no lo haría.
Su adherencia se ve afectada, básicamente porque tiende a adaptarse menos a la superficie del suelo y ofrece menos resistencia al desgaste, por ende una frenada de emergencia requerirá más metros, una curva se trazará de forma menos precisa y la estabilidad del auto se ve afectada.

Más que tener un andar suave, es importante contar con toda la capacidad de los elementos del automóvil, sobre todo aquellos que son directamente incluidos en situaciones de riesgo o emergencia, como frenos, suspensión y neumáticos.
Un solo metro más de espacio de frenada puede ser la diferencia entre un susto y un accidente automovilístico.