Tuve el honor de ser invitado a la inauguración del laboratorio de esta rama del saber en la Universidad Iberoamericana (UNIBE). Asistí como miembro directivo de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Una enjundiosa jornada coordinada por el Decanato de Investigación Académica, dirigido por la Dra. Aída Mencía Ripley. Las conferencias estuvieron a cargo de los doctores César Cruz y Laura Sánchez Vincitore, acompañadas de mesas de trabajo muy enriquecedoras para ayudar a mejorar la investigación médico-científico en nuestro ámbito. Mientras escuchaba los inteligentes expositores “reflexioné” sobre el futuro de las neurociencias y es lo que deseo compartir con mis siempre amables lectores. La crítica tradicional le ha negado a nuestra América, la hispánica, la latina, la dominicana, la capacidad creadora en la ciencia, el espíritu inquisidor e investigador, que forja los grandes descubrimientos y crea las doctrinas originales.
En todos los tonos se nos increpa por las formas de cultura parasitaria que vivimos, por nuestra condición de aprendices, por nuestra falta de genialidad en todas las obras humanas, y hasta nuestro genio para soñar se ha puesto en duda, lo que personalmente me niego a aceptar. Acepto que en otras latitudes tienen mejores condiciones económicas que inciden en el desarrollo de ideas y proyectos, pero no necesariamente mejores talentos. Ese día me reverdeció el optimismo, me sentí más que orgulloso al poder contradecir esas opiniones adversas y aceptar que las cosas han cambiado para bien en el campo científico dominicano.
La internacionalización: eje prioritario del Plan Decenal de Educación Superior (PDES) 2008-2018 planteado por el MESCYT como una de las grandes tendencias que sirven de marco de referencia para la definición de los grandes objetivos a nivel de país en cuanto al plan estratégico nacional de educación superior, en procura de formar profesionales con los estándares de calidad internacional, para transformar los currículos de las instituciones y adecuarlas a los objetivos de competitividad y desarrollo en las ciencias. Por ese gran esfuerzo nacional en estos últimos años, sería mezquino no reconocer la gran obra hecha por la distinguida profesora doña Ligia Amada Melo de Cardona, al frente del MESCYT, a quien el país le debe deuda de gratitud por sus ingentes aportes y haber logrado “un antes y un después” en las ciencias nacionales, facilitando y procurando calidades superiores de nuestros investigadores en todos los ramos de las ciencias.
La directora del recién inaugurado Laboratorio de Neurocognición de UNIBE, la Doctora Laura Sánchez Vincitore, nos impresionó gratamente, con un discurso magistral, muy inteligente. Su ponencia, que fue muy práctica y objetiva, abarcó lo concerniente a cómo estructurar un protocolo de investigación en medicina. Las funciones neurocognitivas se les conocen por ser las habilidades básicas de la mente humana que representan capacidades neurológicas medidas en el cerebro. Nos hizo una revisión de cómo los procesos de investigación científica pasan por múltiples etapas que deben ser cumplidas a cabalidad hasta llegar a la información final. Uno de esos proyectos en curso es el USAID-Leer, en virtud del cual están valorando las habilidades de lectura de 200 mil niños dominicanos, investigando los elementos necesarios para implementar un método de lectura basado en nuestras realidades sociales. Que los libros de lecturas no vengan ni de México ni de Argentina como hasta hoy, pues somos dominicanos. Estando en UNIBE, cuando Laura hablaba, en su disertación volví a “ver” a mis dos hijas abogadas, Carolina y Melissa, quienes tuvieron el más alto honor por sus notas al graduase, a ambas les correspondió decir el discurso de honor de los egresados (de todas las facultades), logrando las dos en UNIBE el “Summa Cum Laude Valedictorian” que reconoce las más altas calificaciones de todas las carreras universitarias en su graduación. El varón, Omar, lo logró por igual en la PUCMM) correspondiéndoles a ambas decir los discursos de honor en sus ceremonias de graduación como juristas. Como vemos ¡el futuro se vislumbra promisorio!