Neurología de la narración (2)

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La narrativa nos permite darle significado a la vida, es uno de los elementos principales para proveerle sentido a la cognición humana, sería como contar una historia con  sentido de coherencia. Son las neurociencias, con tecnologías cada vez más sofisticadas y los conocimientos derivados de ellas, las que  nos ayudan al esclarecimiento de fenómenos, que hasta ayer no teníamos la explicación por ser complejos procesos mentales.

¿Cuáles son las partes del cerebro que participan en la creación de la narrativa, viéndolas en  la objetividad de la modernidad, de acuerdo al neurólogo californiano Dr. Jeffery  Saber? Existe en la maraña cerebral una red neuronal específica para producir la narrativa humana. A su juicio, los elementos principales que participan son: 1) el sistema amígadalo-hipocámpico, responsable de la codificación inicial de los recuerdos episódicos y autobiográficos, 2) el área presilviana izquierda, donde el lenguaje es formulado y 3) la corteza  frontal  y sus conexiones subcorticales, donde las informaciones confluyen para organizar en dichas áreas la ficción narrativa, sobre marcos temporales  y de realidad.

En una revisión simplista de las áreas del lenguaje pudiéramos decir que el área dominante para el lenguaje está en el hemisferio cerebral izquierdo (en el 97% de las personas): el área de Broca, situada en el lóbulo frontal del córtex para la producción del lenguaje, y el área de Wernike, en el lóbulo temporal, para la comprensión del lenguaje. El lenguaje hablado también tiene un tono emocional, que se llama prosodia. La prosodia es generada en regiones del hemisferio cerebral pero del derecho, que se corresponden con  áreas similares de Broca y Wernike.

Se puede entonces concluir que el desarrollo ontológico del individuo humano depende de la cultura en la que está inmerso. El lenguaje es el componente más importante de nuestra cultura; y, cuando hay un alejamiento completo del mundo, como ocurrió en el caso de Genie, el individuo no logra desarrollar su personalidad. La niña Genie, norteamericana, a quien su padre -demenciado- la aisló por completo del mundo y sin ninguna experiencia lingüística, fue liberada a los 13 años de su cautiverio. Genie no recuerda casi nada de lo acontecido en esos años vividos en total aislamiento, del mismo modo que nosotros no guardamos ningún recuerdo consciente de nuestro primer año de vida. Mediante el lenguaje logramos el enriquecimiento de las experiencias y fijamos los recuerdos. Normalmente, esto ocurre entre el primer y segundo año de edad, pero con Genie no sucedió hasta sus 13 años y por esa incomunicación lingüística se demoró su desarrollo como persona social. Lo anterior confirma que la corteza cerebral necesita primordialmente del  lenguaje durante el período crítico de -la primera infancia-  para avivar la progresiva memoria neuronal, la que fructifica nuestros cerebros por los estímulos narrativos.  Podemos decir que, ontogenéticamente el complejo mundo de cada individuo se desarrolla por los estímulos del universo exterior. Cuanto más se desarrollará nuestra naturaleza íntima, tanto más esté abierta al estímulo exterior. Imagen en espiral, donde la narrativa ocupa el lugar preeminente en esa catálisis cruzada entre nuestros dos mundos, el genético y el cultural, permitiendo alcanzar que seamos personas plenamente desarrolladas. Por ello la narrativa como enunciado complejo del lenguaje,  es la forma de expresión humana más estimulante, sin dudas el marco ineluctable de la experiencia  cerebral humana.

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