“Neuropedagogía y Gamificación”

“Neuropedagogía y Gamificación”

Es cada vez más frecuente la utilización de recursos provenientes de los juegos como estrategia pedagógica. Según Virginia Gaitán, “la Gamificación es una técnica de aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo-profesional con el fin de conseguir mejores resultados, ya sea para absorber mejor algunos conocimientos, mejorar alguna habilidad, o bien recompensar acciones concretas, entre otros muchos objetivos”.

Ahora bien, los avances en neuroimágenes y mapeo del cerebro nos pueden ofrecen nuevas informaciones sobre cómo funciona el juego a nivel neuro-anátomo-funcional, por qué funciona lo que funciona de esta técnica de aprendizaje y cómo eficientizar su utilización en los procesos educativos.

Desde luego, todos estos conocimientos deben ser asumidos desde un punto de vista crítico que nos permita utilizar el juego de forma que enriquezca los procesos educativos en vez de obstaculizarlos, como sucede en algunos casos, en donde el juego pasa de ser un medio para convertirse en un fin. Es preciso evitar los abusos.

Estudios recientes realizados con adolescentes jugadores de videojuegos muestran cómo estos modifican la estructura y la actividad de ciertas áreas del cerebro relacionadas con el sistema de recompensas y con la liberación de dopamina.

Esto tiene dos vertientes: por un lado se puede llegar a la adicción, produciéndose un incremento del volumen del estriado ventral, lo que puede implicar una alteración del sistema de recompensas. Es decir, el juego cuando causa adicción puede llevar a que lo demás no sea tan placentero y, por lo tanto, se prefiera el juego antes que otras actividades.

Ahora bien, si integra la mecánica del juego en el proceso educativo, esto puede hacer que las clases activen el sistema de recompensa cerebral, a través de la liberación de dopamina. Lo cual produciría que la experiencia educativa sea más placentera y motivadora.

El problema es que algunos docentes lo que hacen es saturar las clases de actividades lúdicas, con el pretexto de volverlas más divertidas y, muchas veces, se pierde el sentido de lo que se quiere enseñar.

Actualmente asistimos a una tendencia de abusar de la estimulación. Pues hay el pensamiento de que esto mejorará la experiencia de aprendizaje. Pero como ya hemos explicado en otros artículos, un cerebro sobre estimulado, no se inmuta ante un estímulo inferior. Debemos recordar que el cerebro trabaja según una ley del todo o nada. Esto significa que una neurona sólo se activará si hay un impulso capaz de sobrepasar su umbral de excitación, de lo contrario no se activará.

De manera que, trasladar la mecánica del juego a los procesos educativos (e incluir algunos juegos afines a los temas en cuestión) puede ser provechoso si lo hacemos tomando en consideración cómo funciona nuestro cerebro frente al juego, cuáles tipos de juegos son más adecuados para el proceso y si sabemos cómo integrar el juego como un medio para eficientizar el aprendizaje.