El histórico diario de Estados Unidos The New York Times dedicó un reportaje a la protesta que tuvo lugar frente Times Square contra la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) dominicano que anuló la ciudadanía a todos los hijos de inmigrantes irregulares nacidos en el país desde 1929.
“Sentencia de corte dominicana revuelve emociones en Nueva York”, es el título del trabajo firmado por Kirk Semple en el que se recogen los testimonios de varias personas y se analizan varios elementos del tema, ilustrado con una fotografía de la manifestación en la que participaron haitianos y dominicanos.
Semple puntualiza que el fallo del TC, del 23 de septiembre pasado, ha provocado críticas generalizadas en todo el mundo.
“En la ciudad de Nueva York – que cuenta con unos 94 mil haitianos y 380 mil inmigrantes dominicanos, según la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense 2011 – la respuesta ha sido especialmente ruidosa”, destaca.
Afirma que la decisión ha supuesto un reto emocional para muchos de la diáspora dominicana en Nueva York que han sido forzados a luchar con dos ideas en competencia: lealtad a su país natal o ancestral, profunda y visceral oposición a la decisión de la corte.
“Estela Vázquez, una inmigrante dominicana y vicepresidenta ejecutiva del Local 1199 del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, dijo que la experiencia de la inmigración, a veces difícil de muchos dominicanos en los Estados Unidos, debe hacer a la comunidad especialmente sensible ante la difícil situación de la población haitiana en la República Dominicana”, destaca la publicación.
Otra persona, Edward Paulino, profesor adjunto de historia en el John Jay College de Justicia Criminal de Manhattan, quien es dominico-americano, agrega: “No somos sólo espectadores. Hemos sentido el aguijón de las políticas que son anti -inmigrante. Dios sabe cuántos dominicanos han sido deportados a la República Dominicana».
Según Semple, se espera que la decisión que afectará principalmente a los descendientes de los haitianos que ingresaron a la República Dominicana para trabajar en la industria del azúcar, reclutados activamente por los intereses de las empresas dominicanas.
“Durante décadas, el gobierno otorgó la ciudadanía a toda persona nacida en el país, excepto los hijos de diplomáticos o extranjeros `en tránsito´. En la década de 1990, sin embargo, hubo una práctica generalizada de interpretar a todos los indocumentados como `en tránsito´ independientemente de cuánto tiempo habían vivido en el país”, declaró Roxanna Altholz, directora asociada de la Clínica de Derecho Internacional de Derechos Humanos de la Universidad de California, Berkeley, al reportero Semple.