Ngugi Wa Tiong’o y el reencuentro
con el arte de novelar (1 de 2)

Ngugi Wa Tiong’o y el reencuentro <BR>con el arte de novelar (1 de 2)

DIÓGENES VALDEZ
Los lectores, muchas veces se acercan a determinadas obras y a ciertos autores, por puro esnobismo, especialmente si no resultan conocidos. Este acercamiento corresponde al deseo de satisfacer cierta curiosidad, aunque esto va acompañando del temor de vernos defraudados.

Es por esta razón que siempre estamos caza de las últimas obras del escritor del momento. Desafortunadamente hay muchas obras de algunos escritores que no llegan a nuestro medio, en ocasiones por razones idiomáticas, obras por cuestiones idológicas y la más de las veces por problemas geográficos.

Este es le caso de los escritores africanos y del Caribe anglofrancés. La curiosidad y no otra cosa, ha sido la que nos ha llevado a leer a Ngugi Wa Tiong’o, el más célebre y reconocido escritor de Africa oriental.

Ngugi nació en Limuru, Kenya, en 1938, recibiendo una sólida formación académica en la Universidad de Marakere, de Uganda. El no solamente es un magnífico escritor entre los tantos que existen en el reverberante continente africano, sino que en Europa y algunas regiones del continente americano, resulta el más conocido.

Las actividades literarias de Ngugi comienzan con la aparición de la revista Penpoint, que él dirigió y editó en Uganda durante su permanencia en aquel país como estudiante. Toda la obra de Ngugi está cargada de un nacionalismo vibrante, sin llegar nunca a la estridencia ni al panfletarismo que pudiera desvirtuar los fundamentos sobre los cuales se edifica una literatura seria.

Es mucho lo que se puede decir de este escritor. Para tener una idea aproximada de su importancia, bastaría una breve reseña de sus logros para comprender su incidencia, tanto a nivel panafricano como extracontinental. Duante su carrera de escritor, Ngugi Wa Tiong’o ha obtenido galarones tan relevantes como el Gran Premio en el Festival de Artes Negras de Dakar, con su novela de corte biográfica No llores, niño (Weep not child). Sin embargo, el premio más importante en su carrera literaria lo obtendría en Moscú, en 1973, cuando a su novela Un grano de trigo, se le concedió el premio como la mejor novela extranjera.

La mayoría de las obras de Ngugi no están traducidas al castellano, con la excepción de la ya mencionada novela Un grano de trigo y de la colección de cuentos titulada. Otra obra representativa de este indiscutido maestro de la literatura africana, es La ermita negra. La obra de este consagrado escritor transpira una preocupación mayústula por la epopeya independentista de su pueblo, poniendo en evidencia el comportamiento individual del pueblo kikuyu en los momentos de crisis, tanto antes como después de la independencia de Kenia.

Particularmente, es una novela sin rebuscamientos técnicos, y en su preocupación narrativa parece un tanto emparentado con los afanes que Dostoievski utilizara en Crimen y castigo, aunque por momentos se nota la incidencia que han dejado lecturas como Las verdes colinas de Africa y Las nieves del Kilimanjaro, de Ernest Hemingway.

En Un grano de trigo Ngugi narra una historia que se desarrolla en una época previa a la independencia de Kenia, presentando una visión desapasionada del movimiento Mau-mau como expresión político-cultural y económica, ubicando estas manifestaciones dentro de «un contexto revolucionario», de acuerdo con las propias palabras de Ngugi. En todo caso, Un grano de trigo no es la epopeya belicista que antecede a la independencia de un pueblo que luchó ferozmente en contra del colonialismo inglés, sino más bien la evocación del sufrimiento de ese pueblo, que a través de los avatares llega a tener conciencia de que en el fortalecimiento de sus tradiciones se encuentra ese «grano de trigo» que germinará en el uhuru, que en lengua kikuyo significa libertad.

Tal vez la vinculación más evidente con las técnicas de Dostoievski viene dada por los diferentes traumas que sufren los personajes de la novela. Para tener una dimensión exacta de los alcances de Un grano de trigo, hay que tener en cuenta el comportamiento político y social de las metrópolis colonialistas en los años comprendidos entre la Primera Guerra Mundial (1918-19) y los de posguerra, al segundo gran conflicto bélico mundial (1945-52).

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