Ni “Jus soli”, ni “Jus sanguinis”: Solo lo necesario

Ni “Jus soli”, ni “Jus sanguinis”: Solo lo necesario

América  es una tierra de inmigrantes y emigrantes; por eso sus naciones establecieron en sus constituciones respectivas la  nacionalidad en razón del nacimiento o “jus soli”; a diferencia de la generalidad en Europa, donde prima la nacionalidad de los padres o “jus sanguinis”.

La única excepción al “jus soli” en el Continente es Haití, donde está vigente el “jus sanguinis”, quizás porque ese país desde su revolución e independencia en 1804 se cerró virtualmente  al exterior, como defensa al colonialismo y la esclavitud aún vigentes en el mundo.

Sin embargo, la República Dominicana, donde siempre ha imperado el “jus soli”, está siendo sometida a la creciente presión demográfica de la masiva inmigración haitiana, en gran parte ilegal, a lo que se suma el “default” del Estado haitiano y sus servicios de salud, que induce a centenares de mujeres embarazadas de ese país que llegan en autobuses a dar a luz en los hospitales de nuestro país.

Nuestro país es una pequeña nación  cuya población es análoga en tamaño a la del país vecino, que crece más rápidamente,  tiene una cultura y sentimientos nacionales diferentes, que no son asimilables fácilmente a los nuestros, cuyos nacionales llegan masivamente, generando un peligro de desnacionalización que no es comparable a lo que acontece en una gran nación como los Estados Unidos de Norteamérica.

Por esas razones lo que procede no es cambiar radicalmente nuestra tradición jurídica del “jus soli” al “jus sanguinis”; sino añadir, tal como propuso la Comisión Especial del año 2001, que el primer párrafo del artículo correspondiente de la Constitución diga sencillamente lo siguiente:

“Son dominicanos(as) todas las personas que nacieron en el territorio de la República Dominicana, con excepción de los hijos de los extranjeros residentes en representación diplomática y de los que estén de tránsito o residiendo ilegalmente en el país.

Con esta simple fórmula se respetaría al país su condición de abierto al mundo y se evitaría al mismo tiempo que la nacionalidad dominicana pueda sucumbir mañana, sin descartar que los vecinos haitianos que se asimilen realmente al país y llenen los requisitos legales  puedan obtener su naturalización, al igual que los demás latinoamericanos y europeos que lo merezcan.

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