Ni los obispos se salvan

Ni los obispos se salvan

ANTONIO PEÑA MIRABAL
Es preocupante la respuesta que han dado a los obispos de la Iglesia Católica, destacados dirigentes del PLD que promueven la reelección del presidente Fernández. La embestida de la licenciada Ligia Amada Melo y el doctor Franklin Almeida contra los obispos de las Diócesis de Valverde-Montecristi y La Vega, es injusta, inapropiada, intolerante, antidemocrática, irrespetuosa y carente de visión.

Llamar a un obispo “protestón consuetudinario” es una irreverencia inadmisible, sobre todo porque parte de una dama decente, que hasta el momento no se le conocía públicamente la capacidad de beligerancia mostrada frente al obispo Antonio Camilo. Para defender el derecho que tiene el presidente Fernández a una posible repostulación, no hace falta que los promotores de la reelección empiecen a irrespetar a todo al que se oponga a dichos propósitos. Si se va a acusar de perredeísta a todo aquel que no esté de acuerdo con la reelección, entonces los que la promueven están perdiendo su tiempo y energías, porque son más los que la rechazan que los que la aprueban, de acuerdo al último estudio serio hecho en el país, que data del mes de noviembre del pasado año a cargo de la firma Gallup.

Pretender descartar la opinión externada por los obispos contra la reelección presidencial, afirmando “que esas críticas no son la postura de la Iglesia Católica”, demuestra desconocimiento, porque la iglesia somos todos y cada uno de los que profesamos la fe en Cristo. La postura elevada por Ligia Amada expresa una visión equivocada, y como ella hay muchos que piensan que la Iglesia es el Cardenal López Rodríguez, o monseñor Agripino Núñez Collado, desconociendo que el humilde hombre que se levanta a la cinco de la mañana a buscar el pan de la familia también es la iglesia, lo mismo que el empresario, trabajador, campesino, ama de casa, etc., que cree en Cristo, todos ellos son la iglesia. Este no es un concepto aplicable solamente a los jerarcas de la iglesia. Es igual que ella creyera que el PLD es solamente Leonel, el Comité Político o el Comité Central, pretendiendo desconocer que el partido morado es el conjunto de todos sus militantes organizados en los sinnúmeros comités de bases diseminados por todo el país y playas extranjeras.

Han perdido de vista estos dirigentes peledeístas reeleccionistas, que los obispos de nuestro país, a igual que los sacerdotes, pastores evangélicos, etc., son parte de nuestra sociedad, que si bien es cierto tienen una misión espiritual, no menos cierto es que también tienen una pastoral social, y que su función en la tierra no necesariamente debe circunscribirse a lo espiritual. Un sacerdote que viva de espaldas a los problemas que aquejan su comunidad, está desarrollando su trabajo a medias, porque su compromiso con el ejemplo de Cristo es emular su obra, y Cristo siempre enfrentó todo lo que entendía perjudicaba a su pueblo. Pretender que los obispos solo se dediquen a dar misas, visitar enfermos, llevar consuelos, etc., y que no digan nada sobre los problemas que afectan la sociedad, constituye un acto de vejación que limita la libertad con que nace cada ser humano.

Mandar a los obispos “protestones” a “plantear en la modificación constitucional la prohibición de la reelección presidencial”, es tan prepotente y arrogante como decir que “Sólo se gana con él”. Esos dirigentes peledeístas reeleccionistas parece que olvidaron que el PLD siempre ha defendido la postura de los obispos y sacerdotes que durante todo el tiempo han hecho causa común con los reclamos del pueblo.

Parece que olvidaron que el PLD condenó el asesinato de monseñor Arnulfo Romero en El Salvador, por acompañar a su pueblo en la lucha contra las desigualdades sociales e injusticias que denunció con responsabilidad. Parece que olvidaron la solidaridad que el PLD expresó al sacerdote-poeta Ernesto Cardenal de Nicaragua, cuando fue criticado e injuriado por aceptar ser Ministro de Cultura del gobierno sandinista en los años ochenta.

Creo que estos dirigentes peledeístas-reeleccionistas se excedieron en sus pronunciamientos contra los obispos Antonio Camilo y Diómedes Espinal, y entiendo que el PLD debe procurarle un desagravio público, porque echarse la iglesia en contra a un año y dos meses de las elecciones presidenciales, constituye una torpeza garrafal que sólo los que están obnubilados con la reelección del presidente Fernández no logran darse cuenta. Si las cosas estuvieran 80-20 ó 90-10 como dicen los reeleccionistas, errores como éstos no se cometieran, porque la cabeza estuviese fría y tranquila, pero parece que esas cifras solamente existen en la cabeza de ellos, porque los hechos están indicando otra cosa.

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