Ni presidente ni general

Ni presidente ni general

Luis Amiama Tió, parte del brazo político de la conjura que terminó con la vida de Rafael Leónidas Trujillo. Y con ello se liberó a la República Dominicana de la más cruel tiranía de América.

Pudiendo serlo, no quiso ser Presidente y nombrado general por decreto renunció a tal investidura.

Caso insólito en la historia del país.

Todo tiene su inicio.[tend]

En 1865, salen los españoles derrotados de la restaurada República Dominicana. Duro el golpe para el reino, que aprieta la garra en Cuba y Puerto Rico, sus colonias restantes.

En 1868, en Puerto Rico, se produce el Grito de Lares, que proclama la independencia de la isla. Francisco Ramírez, resulta el Presidente de la República.

La independencia es efímera.

El Grito de Lares aborta.

Los patriotas al exilio. Estampa común. El Presidente Ramírez viene a la rebelde República Dominicana. Se asienta en la villa de Samaná. Le acompañan Emeterio Betances, médico y otros revolucionarios amnistiados. Aparece en escena, el doctor Emilio Tió Betances, médico también, quien hiciera sus estudios en Madrid y Bruselas. Antiespañoles radicalizados, cultos y patriotas. Betances se va a Azua, pero el doctor Tió, echa raíces en la bella península y el 15 de enero de 1875, el Presidente Ignacio María González le nombra médico al servicio de la comunidad.

Con devoción, se entrega. Nunca tiró de la leontina de su reloj de oro para medir el tiempo dedicado al cuido de un paciente. Dispuesto y disponible siempre. Su humanismo nunca puso precio a la salud. Casa con Filomena Joubert, criolla del entorno, el 15 de diciembre de 1887.

Hombre amante de la libertad y enemigo de la opresión, es perseguido por el gobierno del Presidente Ulises Heureaux, por mano del gobernador de la península, el general Macabón. Las circunstancias le obligan a montar residencia en Moca. Sin embargo, el acoso arrecia.

De manera, que el doctor Tió, emigra a San Pedro de Macorís, donde hace familia con su esposa samanense. Del matrimonio, entre otros, nace Carmelita, dulce muchacha, que con el tiempo será madre de Luis, otro varón y dos hembritas.

Todo tiene su inicio.

He querido contar estas cosas del doctor Emilio Tió, sacadas del libro «Hombres y mujeres notables benefactores de Samaná», de Gregorio Elías Penson, para sustentar por genes, de donde sacó fuerzas este patriota, para una tarde de noviembre de 1960, cuando la sangre de las hermanas Mirabal enlutaba al pueblo dominicano, en casa de Modesto Díaz, se compromete y enrola en la empresa suicida de ajusticiar a Trujillo y dar a su patria un perfil de libertad y democracia.

Y así fue apenas seis meses después.

Amiama, conocía bien los intestinos del monstruo. Había sido colaborador de uno de sus hermanos y también funcionario del régimen. No era un jovencito irreflexivo al que moviera la pasión del odio. No. Era un hombre de 45 años. Con familia. Tres hijas. Una de ellas adolescente. Intereses económicos y sabía a que se exponía y lo hacía con los suyos si aquello fracasara.

¿Qué sería de todos si se filtraba el secreto de la enjundia?. De modo que estaba al tanto del sacrificio que imponía a su familia y no vaciló en seguir con fiereza toda la ruta.

Pasando por encima de las especulaciones, muerto Trujillo, Amiama va en busca del general Román. No lo encuentra. Todo se derrumba. La familia va a prisión. Inclusive sus hijas. Sobreviven todos.

Por decreto, le hacen general de brigada del Ejército Nacional. Renuncia. Asombroso aquello.

En 1974, el PRD, le brinda la candidatura presidencial, que con escepticismo acepta. Más, la iniquidad de algunos de sus miembros, no permite la consolidación de la idea.

Hoy hace 24 años que se fue para siempre este hombre sencillo. Tolerante. Conciliador por antonomasia. Colaborador ilimitado.

Ocupó las más altas posiciones de la administración pública, pero su casa tuvo siempre el portón abierto a las manifestaciones del bien nacional, no importa quien las expresara ni como fueran sustentadas.

Yo, que fui su amigo y le conocí bien, he querido dar este testimonio sobre el amigo ido, en este tiempo en que falta tanto lo que le sobró heredado de su abuelo. Paciencia. Tolerancia. Generosidad. Valor. Abnegación y entrega. Patriotismo.

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