Como sucede casi siempre en los períodos de transición de un gobierno a otro, no han faltado esta vez las advertencias al presidente Mejía para que no se le ocurra adoptar, en estos últimos días, medidas que representen obligaciones difíciles de cumplir para el próximo gobernante.

Quizás en atención a este reclamo, el presidente dispuso, sabiamente, que no se emitirán cheques del Estado después del dia 10 de agosto, o sea una semana antes de la entrega final del mando.

Hasta ahí, las cosas van bien. Pero tampoco se puede exagerar, al extremo de dejárselo todo al nuevo gobierno, inclusive la solución de grandes problemas nacionales.

Por ejemplo, da la impresión de que el gobierno saliente se ha cruzado de brazos ante la crisis energética, así como con el tema de la reforma fiscal, a cuyo proyecto elaborado por el PLD no le ha puesto ni quitado «ni una coma». Del mismo modo, la difícil situación del sector salud anda manga por hombro, y ya Hipólito dijo que ese problema se lo deja a Leonel Fernández.

Así no es la cosa, presidente Mejía. Su período de responsabilidades termina exactamente el 16 de agosto del 2004, ni un minuto antes!

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