Ni un paso atrás

<p>Ni un paso atrás</p>

Las restricciones a la venta de bebidas alcohólicas han dado frutos insospe chados.

Fueron adoptadas para contener el auge de la criminalidad, pero han aportado beneficios colaterales.

Aunque renuente en principio, la gente se ha ido acostumbrando al corte del expendio de bebidas alcohólicas a las doce de la noche de domingo a jueves y a las dos de la madrugada viernes y sábado.

El índice de rechazo de estas medidas ha sido realmente bajo entre los parroquianos que frecuentan lugares de venta de bebidas espirituosas.

Pero entre los dueños de negocios la cosa es distinta. La mayoría acata de buen grado la disposición pero hay unos pocos que la violan y procuran valerse de sus influencias para tratar de que sea descontinuada.

Volver al desparpajo de antes, con venta de alcohol a toda hora, sería retroceder a la situación que se ha logrado moderar. Entonces nos expondríamos de nuevo a la criminalidad que aprovecha las horas avanzadas de la madrugada para cometer sus actos y debilitar la seguridad pública.

El Gobierno, a través de la Secretaría de Estado de Interior y Policía, debe sentirse estimulado a mantener estas restricciones y hacer que se cumplan al pie de la letra.

Una buena parte de los dominicanos, y sobre todo las familias, aprecian la utilidad de estas restricciones.

Por más influencias que movilicen los pocos que se oponen a las restricciones, los beneficios de las mismas en bien de la tranquilidad y la seguridad de los ciudadanos son suficientes como para mantenerlas.

A lo sumo, se puede pedir que en épocas de celebraciones especiales como la Navidad, se distienda este rigor para permitirle a la gente festejar a sus anchas. Pero no más de ahí.

El robo
El robo de metales sigue incontenible, sobre todo en lo que concierne a cableado del tendido eléctrico.

En la autopista Las Américas, por ejemplo, estos robos son el pan nuestro de cada día. Ya se ha perdido la cuenta de las veces que han sido robados los cables del alumbrado en esa vía.

Los ladrones actúan como si no tuvieran miedo de las autoridades y en los casos en que han sido sorprendidos y arrestados, frecuentemente encuentran padrinos con influencia y rangos que hablan por ellos para que sean libertados.

Nos parece que las autoridades deberían poner en vigencia controles especiales sobre la comercialización local y exportación de metales.

No basta con pedir que las fundiciones y tiendas de materiales eléctricos se abstengan de comprar alambres de dudosa procedencia. Parece que habrá que imponer controles y restricciones que contemplen sanciones severas para quienes los violen.

Hay un mercado que se está abasteciendo y enriqueciendo con los metales robados, causando enormes perjuicios económicos a personas y empresas. Eso hay que frenarlo a como dé lugar.

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