Ni uno

Ni uno

Resulta difícil tapar el sol con un dedo, acción que solo intentan quienes desesperados, son capaces de agarrarse de un clavo ardiendo y aparentar que no se queman.

Solo quienes son capaces de comer un pescado podrido y no eructar creen que pueden engañar a todo el mundo todo el tiempo.

Convencen a mucha gente de que es lo mismo “la gimnasia que la magnesia” y sus seguidores terminan con una diarrea que no hallan palabras para cambiar el mundo y que los demás crean que es lo mismo “maniobrar que obrar maní”.

Leonel Fernández pareció acariciar la idea de obtener el puesto de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos, para lo cual intentó fabricarse una imagen de componedor de entuertos internacionales. Tuvo el descaro de ofrecerse como mediador entre palestinos y judíos, como si entendiera ese problema.

Ahora que el pueblo, de manera espontánea, valiente y civilizada, protesta contra los robos cometidos por la camarilla de Leonel Fernández, para comprar impunidad y no pagar por sus delitos, los sueños de director de un organismo internacional se esfuman como los espejismos de verano.

La primera prueba del desfalco de Leonel la ofreció el propio Danilo cuando Fernández maniobró y cometió el delito de uso ilegal de fondos públicos para obtener la nominación presidencial en el 2008, entonces Medina dijo: “el Estado me venció”

Ahora fue una senadora peledeísta de Dajabón quien  sentenció a Leonel antes de que lo hicieran en San Francisco de Macorís y en el parque de La Lira: “Aquí todo el mundo sabe que Danilo no pasaba de un 37, si Leonel Fernández no se tira a la calle (con los dineros del erario) y nosotro mismo. Yo mima he tao viviendo con mi propio défice fical. Ustede saben lo que yo gasté, lo que trabajé”. (Las faltas ortográficas verbales son de la Senadora)

 Ya José Tomás Pérez pidió que los legisladores abandonaran el barrilito, otra expresión de corrupción. Yo no digo que hay ratas que abandonan el barco, lo que digo es que el barco hace agua.

Unos y otros quieren deshacerse, en lo posible, del mal olor que despide el barril de excremento en que tienen metidas las manos. 

Les temen como el diablo a la cruz, cuando el pueblo los llama por su verdadero nombre: ladrones, ladrones, ladrones, por aquello de que a toda persona que roba le dicen Leodrón.

Las protestas tienen que continuar, hasta  obligarlos a que sometan a la justicia a los ladrones que provocaron el desfalco de 205 mil millones de pesos en solo un año, para robarse las elecciones del 20 de mayo pasado.

¡Ni un paso atrás!

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