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MANAGUA (AFP).- El presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños, descartó por ahora decretar un estado de emergencia ante la crisis que lo tiene enfrentado a la oposición de izquierda y derecha, que se negó este viernes a acudir a dialogar.
«El Presidente no se ha pronunciado (aún) respecto a otras medidas (extremas) que son las que tienen a todo el mundo en espera que se definan», afirmó el jefe del Ejército, general Javier Carrión, al ser consultado sobre la reunión que el presidente sostuvo el jueves con su gabinete de seguridad.
En la cita el mandatario «no tocó» el tema sobre la posibilidad de decretar un estado de emergencia para evitar que el Congreso reduzca sus poderes a través de una reforma constitucional, aseguró Carrión.
Las reformas son promovidas por las bancadas mayoritarias del Partido Liberal Constitucionalista (PLC, derecha) y Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda), en el marco enfrentamiento que mantienen desde hace meses con el gobierno de Bolaños.
Las reformas impulsadas por el FSLN y el PLC en el Congreso, en primera legislatura, limitan los poderes del presidente. Eso originó el enfrentamiento.
Se habló del «apoyo internacional que está teniendo el Gobierno y el efecto que va a tener (este apoyo) con otras medidas que va a tomar el Presidente más adelante», que no quiso decir cuales serían, dijo el jefe militar, quien recomendó «esperar» hasta el mes de enero.
Al respecto, el vocero de la Presidencia, Lindolfo Monjarretz, dijo a la AFP que el presidente pretende hacer uso de todas las «opciones» que le permita la ley para oponerse a las reformas.
«El presidente va a actuar con todas las fuerzas», insistió Monjarretz, quien al ser consultado si eso incluía la declaración de un estado de emergencia, dijo que el gobierno «no descartaba nada».
No obstante dijo que el gobierno está dispuesto a propiciar un dialogo con las fuerzas políticas del Congreso, con la mediación del Arzobispo de Managua, cardenal Miguel Obando.
El PLC y el FSLN rehusaron asistir a un diálogo que Bolaños había convocado para hoy.
El coordinador de la bancada sandinista Edwin Castro declaró que mientras el gobierno no desista de la amenaza de decretar un estado de emergencia para disolver el Congreso, no puede haber diálogo porque sería asistir a «una invitación apuntado con una pistola».
«La dirigencia política del país tiene la responsabilidad histórica de asistir a un diálogo en beneficio de los nicaragüenses», advirtió este viernes el secretario de la Presidencia Ernesto Leal, quien aseguró que el presidente «confía que el diálogo se va a dar».
Leal anunció que el presidente está dispuesto a negociar con el Congreso la convocatoria a un referéndum, que ha sido apoyado por una mayoría de los nicaragüenses, para consultar si esta de acuerdo con las reformas que recortaran sus poderes y si desea que termine su periodo presidencial
Al margen de estos esfuerzos, el canciller Norman Caldera afirmó que estudian nuevamente la posibilidad de ampararse en la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) para detener las reformas, que los diputados se proponen ratificar a inicios de enero próximo, por considerar que la iniciativa atenta «contra el orden constitucional» del país centroamericano.
