Nikkide Saint Phalle ocupa un espacio exclusivo en la historia del arte contemporáneo a partir de los años 60’s. Se ha escrito mucho sobre su obra, cuya factura desborda de vida y lenguajes cuya trayectoria existencial arranca en Francia, donde nació y se prolonga en Estados Unidos de Norteamérica. De manera que esta joven franco-americana, hija de un aristócrata francés, dejará su vida neoyorquina en los años 50’s, para instalarse en París con su esposo Harry Mathews y su hijo. Llega a Francia en el momento en que el “pop art” ocupa un espacio privilegiado en New York y en Los Ángeles, aportando resonancias en Europa donde la figura de Andy Warhol se impone en los medios.
En Francia, el Nouveau Realisme (Nuevo Realismo), abre una tendencia del performance, del arte “in situ” y de las instalaciones. Esta formidable artista independiente, libre y atrevida, con la fuerza de un lenguaje visual que encontró en ella misma, en su intimidad, ajena a todas las tendencias, pero si, forjado en una inteligencia aguda y asumida que ella añade con determinación a su obra. Autodidacta y autónoma, se mantiene fuera de las corrientes surrealistas, dadaístas y hasta nuevo realistas, pero siempre con un ojo abierto a todas las manifestaciones artísticas que se manifestaban frente a los giros políticos de esos años. En Francia, suenan las guerras post coloniales de Argelia, de Indochina, y los movimientos de independencia de África del Oeste. Dentro de este contexto, Nikki de Saint Phalle inicia sus series de Tirs, (Disparos), con la famosa pintura sangrante King Kong, frente a la cual esta artista dispara en una obra pintada de blanco que pone en relieve las figuras de Kennedy, Nikita Kruschev, Charles De Gaulle, Fidel Castro y el mismo semblante de King Kong Godzilla, símbolos de la guerra. Frente al cuadro, la artista, armada de una carabina dispara y de los rostros en relieve se derrama la sangre, por eso ella precisó estas honras como pinturas sangrantes, como expresión de exorcismo y de rebeldía frente a todas las guerras nutridas por los campos ideológicos de la guerra fría…
En una entrevista para la televisión francesa de aquellos años, ella declaró. ..Je tirais sur la violence du temps…”. Yo disparaba sobre la violencia y el momento”.
La exposición retrospectiva que se presenta en París en Le Grand Palais, responde a una necesidad de volver a reflexionar sobre el conjunto de una obra coherente e intensa de una artista que no se expuso en un marco curatorial de retrospectiva desde hace más de veinte años. Las pinturas que responden a los tiros, canalizan el compromiso contra la bomba atómica y las guerras encaminadas hacia Vietnam y Corea.
Después de esta etapa de pinturas performance, la artista, instalada en Francia, entrará en una etapa de mucha alegría y energía que corresponde a un momento que desemboca en sus serie de Les Nanas, las Chicas…Esculturas monumentales pintadas, con verdes y rojos vivos, cernidos de negro y amarillo, como para dinamizar con el color ardiente cuerpos de mujeres carnosas, altas y con una figura armada en formas en la cintura, con nalgas macizas.
Estas mujeres voluptuosas, cantan y bailan con un gesto de alas, son gruesas y aéreas, revelan el disfrute de la artista en una visión del mundo a través de sus mujeres opulentas y alegres. Nikki de Saint Phalle, en su relación amorosa con Jean Tinguély, (un pintor y escultor suizo, famoso por sus «máquinas escultura» o arte cinético, entroncado en la tradición Dada; conocido oficialmente como metamecánica), disfruta de una comunicación conceptual y pasional que sella la obra con nuevos desafíos y lenguajes. Los dos se acompañaron en sus búsquedas y lograron mantenerse en su arte con autonomía y complicidad. La pareja acertó proyectos en común, siendo la obra HON, la más relevante solicitada por el Museo de Arte Moderno de Estocolmo, representando una mujer acostada, en posición de parto, pero con la ocurrencia de ser visitada por el público, invitado a entrar a través de la matriz de la mujer…La obra se expuso durante tres meses y después fue destruida convirtiéndola en un recuerdo efímero, que hoy podemos ver y analizar gracias a la red YouTube. El conjunto de la colectiva retrospectiva que va a mantenerse hasta el 2 de febrero de 2015 en París, pasará el Guggenheim de Bilbao.
Es indiscutible que Niki de Saint Phalle mantiene el eco de las influencias del neo dadaísmo con el refuerzo del nuevo realismo francés que le abrió un gran espacio en cuanto a la libertad de acceso a los materiales más ecléticos para lograr resultados visuales con un lenguaje que navega entre las aguas libres del post surrealismo y neo dadaísmo y se nutre con la gran diversidad de recursos técnicos que permite el nuevo realismo. Nikki de Saint Phalle nos ha dejado una obra singular muy propia que no podemos profundizar sin entender el carácter terapéutico de la relación con la creación visual, ella se identificó con una imagen de mujer que responde al sueño de la artista en su compromiso feminista, compromiso que también asumió sin pertenecer a ningún grupo. Su personalidad fue suficiente para que sus posturas públicas por la paz, y la diversidad de opinión, acompañaran el movimiento de libertad y libertario entre los años 60 y 80, cuando en sus esculturas de cráneos evidenció su compromiso en favor de la protección y tolerancia frente a los enfermos del sida. Ella fue de las artistas que no dudaron en aportar un soporte moral y económico a las víctimas.
La poética de su obra alcanza una dimensión particular en sus esculturas en movimiento que podemos presenciar en la Fuente Stravinky, frente al Museo Pompidou, aquí las obras en movimiento cumplen con la interactividad del arte público de la ciudadanía, pues tanto en la primavera, como en otoño y verano, parisinos y sus visitantes, pasan horas y horas frente al sol viendo pasar los labios pulposos y mojados de una boca roja como la pasión, y todo se mueve en un concierto acuático de una fuente que anima todo el barrio.
A manera de anécdota, les cuento que mi nieto Miguel Eduardo Columna Houellemont, es un admirador de la Saint Phalle, y cada vez que vamos al Centro Pompidou se queda admirado frente a la fuente; quizás sea el colorido, pero también, en el Liceo Francés de Santo Domingo le enseñaron a analizar grandes obras contemporáneas, y la de esta artista es una de las preferidas por los niños y niñas.
Única y singular, Nikki de Saint Phalle está considerada como una artista cuya obra llama a muchos análisis estéticos y sicoanalíticos. Ella utilizó todos los medios, tomando en cuenta también el cine, con su película “Daddy” de 1972. La herida mayor fue con su padre, todo en su obra parece señalar una urgencia de curación a través del arte, buscando siempre en la libertad!