Niña permanece ocho años secuestrada

Niña permanece ocho años secuestrada

Viena (EFE).- Natascha Kampusch, la joven austríaca que permaneció secuestrada durante ocho años en un sótano debajo de un garaje en las afueras de Viena, tuvo que dirigirse durante años a su secuestrador con las palabras “mi amo y señor”. Este caso tiene conmocionada a la población austríaca desde que la chica logró huir ayer al mediodía de su secuestrador, más aún cuando varios expertos han revelado que esta sufre el síndrome de Estocolmo.

Un antiguo compañero de trabajo del supuesto secuestrador, Wolfgang Priklopil, dijo ayer a Efe en Viena que el hombre era “muy extraño, tacaño y violento” y que su entorno laboral comentaba “que había que internarlo”.

“Ahora vemos que en realidad teníamos razón”, dijo la fuente, que pidió permanecer en el anonimato.

El sospechoso, que ayer se suicidó al arrojarse a las vías de un tren de cercanías al norte de Viena, trabajó desde 1989 en una empresa de telecomunicaciones que instalaba en todo el país líneas de telefonía analógica, antes de ser despedido en el año 1991.

“No me van a pillar nunca vivo”, le solía decir Priklopil a su víctima, informó ayer la policía local.

Según el ex compañero de trabajo, el hombre trabajaba por expreso deseo de su difunto padre que condicionó el pago de una millonaria herencia al hecho de tener durante tres años un empleo estable. La herencia explicaría cómo pudo vivir durante tantos años sin trabajar en una casa grande en las afueras de Viena y conducir un automóvil de lujo, incautado ayer por la policía.

“Por lo que sé, nunca tuvo una novia. De hecho, hablaba siempre muy mal de las mujeres”, relató el ex compañero de trabajo.

La policía, además, no ha comentado hasta ahora si la niña sufrió abusos sexuales durante su cautiverio.

Mientras, el padre de la víctima, Ludwig Koch, señala en una entrevista que publica hoy el diario Kurier que su hija está “muy delgada, con una piel muy blanca y manchas en todo el cuerpo”.

Según dijeron ayer varios expertos, Natascha muestra síntomas de un fuerte “síndrome de Estocolmo”, fenómeno observado en personas secuestradas que desarrollan simpatía y apego a su captor, y se desconoce cómo y por qué pudo hacer acopio de fuerzas para fugarse finalmente el miércoles.

Aparentemente, la joven se escapó por la mañana y se escondió en el jardín de una casa en la localidad de Strasshof, al norte de Viena, cerca de la vivienda que se convirtió en su cárcel.

Allí la encontró una mujer que avisó a la policía después de que Natascha le contase que había vivido los últimos años encerrada en un sótano.

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