Hasta ahora, Estados Unidos y Canadá han encabezado las conversaciones para poner en marcha esta fuerza internacional, pero ninguno de los dos quiere liderarla
Dos meses después de que Haití solicitase una fuerza armada internacional para ayudarle a librarse de las bandas que controlan partes de su capital, el proyecto permanece varado a la espera de que algún país acepte encabezar la operación.
“No hemos visto movimiento en esta fuerza de acción rápida”, admite una alta funcionaria de Naciones Unidas que pidió no ser identificada y que insiste en que esa intervención sigue siendo necesaria y urgente. “Veremos cómo se desarrolla esto, pero Haití no puede hacerlo por sí solo, no puede restaurar su propia seguridad en solitario”, añade.
Hasta ahora, Estados Unidos y Canadá han encabezado las conversaciones para poner en marcha esta fuerza internacional, pero ninguno de los dos quiere liderarla, apuntan varias fuentes diplomáticas.
Según el experto Thomas Weiss, profesor del Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY), esos dos países tienen especial interés en estabilizar la situación en Haití para evitar una salida masiva de refugiados rumbo a sus territorios, pero el envío de militares sería una operación políticamente complicada, sobre todo para Washington.
Tras la retirada de Afganistán, la Administración de Joe Biden es reacia a involucrar al Ejército en nuevas operaciones en el exterior, señala a EFE Weiss, que considera muy sorprendente que la Casa Blanca no apalabrase con otros Gobiernos la composición de esta fuerza internacional antes de hablar públicamente del asunto.