Rosario Viñas es un ejemplo de fortaleza y coraje. La discapacidad que tiene en su mano izquierda no la amilanan ni la acomplejan, por el contrario, ha sido el motivo para ayudar a otros que sufren por la burla de personas que no comprenden que todos los seres humanos son iguales y que más que las apariencias físicas lo más importante es lo que llevas dentro de ti.

Su madre, quien falleció hace unos 30 años, nunca asumió la discapacidad de su hija y hasta el día de su muerte lloraba constantemente porque pensaba que Rosario sería rechazada por los demás. Hasta los 23 años Rosario tuvo que complacer a su madre y fue a Estados Unidos para medirse una mano -prótesis-.

El día de su fallecimiento Rosario tomó la última mano que sus padres le habían comprado y se la introdujo en el ataúd de su madre declarando que esa sería la última vez que usaría algo que no era de ella.