SANTIAGO.  Los padres  del  niño que murió al caer de una azotea mientras volaba chichigua están destrozados por la noticia que tiene también quebrantada el alma de    otros familiares y vecinos del barrio San José de la Mina, donde residen.

Tanto su madre Yudelka del Carmen Polanco y su padre Aramis Cruz lloraban cabizbajos, frente al ataúd del pequeño Jaison  Jovanny Perozo, de 10 años de edad, que tenía por costumbre ir todos los fines de semana donde sus abuelos paternos en el municipio de Navarrete, donde el sábado, al caer la tarde, se cayó del techo de la casa.

“Mi hijo, no; Jaison, no, tú no estás muerto”, decía la madre. En la casa, además lloraban sus tres hermanitos menores que él, los  primitos, los tíos y todo el que estaba presente, por la crudeza de la escena.