Respaldados por hechos que valen más que las palabras, padres de familias dominicanos, de los muchos que no se inhiben al reclamar derechos, han puesto énfasis en el detalle de que sus hijos menores pueblan regularmente lugares públicos llevados por ellos mismos a restaurantes, balnearios, plazas y supermercados.
No son dejados en casa cuando los progenitores salen de compras y resultan indefectibles integrantes de masas de transeúntes, incluyendo las que acuden, con distancimiento, a las salas de oraciones y de cine.
De lo que muchos de ellos han estado privados, en la Capital y buena parte de los municipios es de acudir a aulas, sitios docentes que en buena parte del resto del mundo, no se han destacado como lugares de notables contagios.
La comprobación de que muchos delos padres y tutores, principales interesados de que sus proles de menor edad estén a salvo del virus SARS-CoV-2, se lanzan a espacios públicos a reclamar el retorno a las aulas bajo estrictas normas sanitarias, certifica confianza en los métodos preventivos.
Actúan ante el resultado de investigaciones que indican que la educación a distancia arroja pésimos resultados causándose severo retraso en los aprendizajes iniciales.
Queda clamorosamente demandado el reencuentro con maestros vacunados de aquellos alumnos que por poca edad escapan fácilmente a los peores síntomas de la enfermedad covid-19.
Lo innegociable con el Masacre
Por encima del interés de aprovechar sus aguas para fines productivos, desde cualquier de los lados que flanquean la frontera, está el compromiso de preservar al río Masacre como recurso natural y pieza del ecosistema en que nace, transcurre y debe regular, más llamado a ser rehabilitado que a sufrir mayores sustracciones de sus aguas y objeto de excesivas intervenciones a su frágiles cuenca y riberas.
La negociación bilateral prevista o ya en marcha, tras surgir un proyecto haitiano de captación de la corriente fluvial limítrofe tiene que girar más que nada sobre ineludibles reglas para trato sostenible a los recursos de la naturaleza como patrimonio común en estos tiempos de amenazantes factores globales contra el equilibrio para la vida y el clima que debe preservarse sobre cualquier otro propósito.